People are strange when you're stranger.

  

Siempre tuve sobre Argentina una mirada extranjera -tal vez y en parte, por mis orígenes.

Hoy escucho hablar de política a gente con la cual comparto un montón de cosas y no sólo me siento un marciano, tambien, algunas veces, detrás de las líneas enemigas. Es una sensación muy fea que nunca tuve. Ni siquiera en la última dictadura militar. Cuando hablo de determinadas cosas veo, cabalmente, que nos referimos a la misma cosa real, pero no a la misma realidad.

Siento que tengo que ocultar una parte de mí. La intolerancia es muy grande. La execración y la marginación del que "piensa feo" es cotidiana y aflora así nomás. La gente está muy cerca de las actitudes que se tienen en estados totalitarios. Y el hecho de que la cosa se esté pudriendo sólo los hace, de momento, estar callados. Me pregunto que pasaría si se venezeluiza el modelo o si hay una catástrofe político-económica. La falta de auto crítica y la desesperación pueden iniciar una caza de brujas. Tal vez no tan grave como bajo un régimen comunista, pero si como en los régimenes autoritarios o fascistas.

Argentina es un país de fuertes contradicciones ideológico-pragmáticas no reconocidas. En dónde es más que habitual encontrar un judío antisemita. O donde la gente que se cree de izquierda, progresista, está realizando los mismos comportamientos de defenestración de las personas que piensan distinto que el alemán medio en la Alemania de 1933. Y sin saberlo.