May 15, 2012

Radiografía de la Pampa II.

U-ri-buuu-ru; es lo mismo que I-ri-gooo-yen.



"Sobre Radiografía de la Pampa (preguntas y respuestas)"


1. ¿Por qué escribió usted Radiografía de la Pampa?

Tengo que contestarle el por qué con algo del cómo y del cuándo. A indicación de Enrique Espinoza (Samuel Glusberg) a cuya invitación debo haber escrito la obra, estaba yo preparando un estudio sobre Sarmiento, del que La vida literaria, que dirigíamos juntos, publicó el artículo “Sarmiento a los ciento veinte años”. Cumpliríase en febrero de 1931 el aniversario de su natalicio. Releía, pues, el Facundo, con asombro de lo que hallaba en él de viviente y actual, no advertido antes, cuando acaeció la asonada del 6 de septiembre de 1930. Espinoza y yo anduvimos recorriendo las calles del centro, presenciando lo que yo vi como inundación de aguas turbias y agitadas. Tenía recuerdo aún fresco de las fiestas del Centenario, y de súbito tuve la impresión de que me encontraba retrotraído a veinte años atrás, como si ni yo ni lo que nos rodeaba hubiesen cambiado. El tiempo era un sueño. Este schock o trauma, me reveló una clave de interpretación, válida para la relectura del Facundo y para el texto en relieve y para el tacto, sistema Braille, que estaba presenciando. Mi impresión fue la de que recibía una revelación, como dicen los místicos, y que se me mostraba iluminado un pasado cubierto de una mortaja pero no muerto ni sepultado. Le dije a Espinoza: 

—Oiga usted: U-ri-buuu-ru; es lo mismo que I-ri-gooo-yen.

—Exacto —me respondió—, escriba lo que está viendo. 

Por eso escribí Radiografía de la Pampa.

2. ¿Cree usted, a veinticinco años de la primera edición del libro, que se mantienen en nuestro país las situaciones que usted indicó entonces?

Sin duda, como en 1930 la de l910. Pronto será esto tan palmario, escúcheme bien, que aterrorizará a quienes no vean que asistimos a un proceso histórico normal. Lo mismo ocurrió con el peronismo, que yo califiqué, en más de trescientas páginas, como “fenómeno social genuinamente argentino”, lo cual provocó un escándalo insolente que todavía me aturde. Únicamente los profesores de historia, los pilotos de la “nave del Estado” que se bambolea al garete y los beneficiarios del naufragio no ven lo que ya ve el pobre pueblo acaudillado y cegado. Pero debo especificar que mi libro no se refiere a situaciones, o sea, a circunstancias variables. He tratado de configurar un diagrama con los invariantes históricos que creí hallar en el Facundo y además en las Bases, Ojeada retrospectiva y en los escritos doctrinarios de Moreno y Monteagudo. Las situaciones cambiantes no alteran la estructura esencial que creo haber fijado en el diagrama, susceptible, es claro, de progresivas rectificaciones. De ese diagrama puede deducirse una función, entre máximas y mínimas, como del de una máquina su trabajo natural, tomadas en cuenta también, las perturbaciones mecánicas de un orden previsible. Por ese método el pronóstico es simple consecuencia de conocer el mecanismo, y la palabra profecía es absolutamente impropia e injuriosa.
(...)

Basta leer los tres párrafos finales de Radiografía de la Pampa, este libro amargo y saludable, escrito con lágrimas y pagado con el sacrificio ritual de mi vida. Se los recordaré, con lo cual completo la respuesta segunda de sus preguntas: Los baluartes de la civilización habían sido invadidos por espectros que se creían aniquilados, y todo un mundo, sometido a los hábitos y normas de la civilización, eran los nuevos aspectos de lo cierto y de lo irremediable. Conforme esa obra y esa vida inmensas van cayendo en el olvido, vuelve a nosotros la realidad profunda. Tenemos que aceptarla con valor, para que deje de perturbarnos, traerla a la conciencia, para que se esfume y podamos vivir unidos en la salud.”
(1958)

En: Leer y escribir. México: Joaquín Mortiz, 1969, págs. 131-136.
Reproducido con fines educativos solamente.
Los resaltados son míos.

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