Bajeza.

Generalmente no suelo colgar artículos enteros. Hago una excepción con éste. No encontré modo de extraer algo. Todo él me pareció contundente. Me disculparán don Salvador Sostres y su editor si encuentran esto. Es por una buena causa que compartimos.

De la sección Así en Argentina como en España, y viceversa:

Lo peor es la gente, Salvador Sostres. El Mundo.es . 15 JUN 2012 09:51 hs.

Hacer leña del árbol caído es sin ninguna clase de duda nuestra mejor especialidad. Ese linchamiento atroz, esa profunda cobardía. Nunca contra el que todavía puede defenderse y siempre contra el que ha sido abatido tras cien mil golpes.

Si algo me da asco, si algo me repugna de un modo integral y abrasivo es el ventajismo revanchista de los que vienen a hacer el retrato psicológico del que ha sido golpeado hasta la humillación y el escarnio, del que ha sido perseguido por la masa enfurecida, por la carne amontonada, por el tumulto irracional y vengativo; normalmente sin motivo, o con muchos menos motivos de los que aparentemente pesan en su contra.

Nos hemos especializado en lo ruin, nos hemos doctorado en mezquindad, hemos pervertido la democracia hasta corromperla del modo más cruel y más cínico. Puede que algunos banqueros hayan cometido errores, puede también que algunos de nuestros políticos sean muy mediocres, pero el gran cáncer es la base, lo que de un modo exageradamente lírico y generoso hemos venido en llamar "pueblo".

Lo peor que tiene España, lo más perjudicial y dañino, y lo que nos ha traído hasta este calvario, es su gente, su infantería, los que todo el día se quejan y van de víctimas pero que han sido y son los verdugos de cualquier progreso y un tanque letal ante cada una de nuestras esperanzas de civilización y de prosperidad. La gente con su resentimiento, con odio ciego, la gente a su excusa pegada, la gente sin deseo de mundo mejor, que nada hace pero que todo lo exige y lo reclama.

Las reformas políticas, económicas, financieras o institucionales no son nada al lado del inmenso reformatorio que necesita la tropa. Por mucho que nos rescaten o nos intervengan, nada positivo seremos capaces de hacer hasta que nos reprogramemos como sociedad. Andamos sedientos de superestructura y de higiene moral, de sensación de destino y de una idea de lo humano que nos trascienda.

El relativismo y la muchedumbre todo lo han destruido, los enemigos imaginarios han sido el pretexto para practicar toda clase de bajezas, y ese apuntarse de la manera más estomacal y acrítica a cualquier linchamiento es el preciso reflejo de nuestra alma carcomida y arrodillada. Nada es tan nocivo y pernicioso como el "nosotros" usado como coartada para disimular los propios defectos soltando a los perros.

Cuando al barón de Rothschild le preguntaron: "usted que nació en Rusia, es judío, estudió en Londres, hizo la fortuna en París y vive en Nueva York, ¿de dónde es realmente?", su respuesta fue: "¿de dónde soy? En cada rincón de mundo civilizado hay algunas personas que se me parecen".

Y el resto es barbarie.