Jun 3, 2012

Nazismo moderado.

Además de lo ya sabido sobre el colectivismo, que sus vertientes de socialismo nacional o internacional son lo mismo. 
Últimamente estoy pensando que centro-derecha y centro-izquierda, tal cual como se desarrollaron en la posguerra en Occidente y sus aledaños, son moderaciones de esas tendencias dentro del sistema democrático. Quedando sólo el elemento izquierdista en la mayor parte de las sociedades, lo que explica la primacía de la social-democracia en la mayor parte de los países. 
Es ese elemento fascista, nazi, comunista, el que pervive, altamente moderado en mayor o menor grado, en los partidos de esa tendencia. 
Pero la idea básica que los anima es la de la expropiación legal de la riqueza ajena -mediante impuestos- y la distribución de la misma en sectores menos o no productivos. El paradigma colectivista, socialista, sigue allí trabajando, produciendo efectos en lo real, aunque sus formas no sean las de entre guerras. Los Estados no proponen el odio racial, ni entran en guerra unos con otros, tampoco la gente lo tiene como antaño, más bien todo lo contrario.
Sin embargo hay algo que si se continuó en la posguerra: la idea del odio al rico y de que el Estado debe de disponer del sobrante (¡?) de la riqueza que producen algunos para distribuirla entre otros. 
Disimuladamente la gente sigue odiando al rico, que es cualquiera que tenga más que ella. Lo cual no es difícil de hallar, siempre hay alguien que tiene más que uno, así como también siempre hay alguien que tiene menos que uno.
De la mirada desesperada de quienes nada tienen y, sobre todo, de una clase media surgida de esa pobreza, que mira hacia unos y hacia otros con culpa y envidia simultáneas -culpa de ya no ser pobres y envidia de no ser más ricos-, surge la idea de la expoliación de las riquezas de unos para repartirlas entre otros. Paradójica operación por la cual, sin embargo la misma clase media y los pobres terminan más expoliados que los ricos.
El Estado de Bienestar Democrático se ha manejado en lo económico con un criterio que no dista sino en grado y en las formas de los principios socialistas del comunismo y del nazismo. Aún más: El propio carácter participativo, popular, democrático del mismo le ha dado ese manejo. Al proyectar, de manera legal, sobre el Estado las operaciones de exacción y manejo de la riqueza producida. En muchos casos con formas parecidas a las del fascismo, mediando entre empresarios y trabajadores.
En fin: Lo que se hizo fue civilizar las tendencias extremas que anidaban entre las poblaciones de Occidente, sobre todo de Europa, dándoles cauce dentro de formas republicanas y democráticas. El experimento funcionó de maravillas durante 70 años. Pero en el fondo de la mayor parte de la gente quedaron esas tendencias así como el mantenimiento del Estado como un ente superior, regente de la vida de las personas.
En el contexto de la actual crisis internacional vuelven a surgir algunas de esas tendencias en sus formas primitivas, como en el caso del nazismo en Grecia.
Por otro lado, en países que están todavía construyendo su democracia y tratando de encontrar un rumbo económico, sin mucha tradición, ni mucho deseo de aprenderla en serio de sus fuentes, esas tendencias se han mantenido durante todo el tiempo, trabajando y dando forma deforme a sus democracias.
Podemos decir que son democracias fascistas, tanto por su organización política como económica.
La Argentina -antecederle el término República sabemos es, hoy, una ilusión- es uno de esos países. De hecho es el único país en el mundo que ha insistido, desde la posguerra hasta hoy, en tratar de concretar una sociedad en la forma de ese peculiar tipo de fascismo que es el peronismo. Con los desastrosos resultados consabidos.
Al día de hoy, ante la crisis provocada por el mal gobierno del mismo desde la recuperación democrática de 1983 a la fecha, que no ha logrado establecer firmemente las instituciones del Estado de Derecho, ni establecer una economía productiva; este país está en la disyuntiva de profundizar las tendencias totalitarias que lo animan y caer en formas peores aún de las mismas o empezar a recorrer un camino racional y moderado.
Lo que ocurra dependerá no sólo del actual gobierno, sino del conjunto total de la población.




El pasado texto surge de los sucesos acontecidos en los últimos días y del hallazgo casual de un libro interesante que plantea, una vez más, que el tema de la captación de una población y su sumisión a un gobierno totalitario no es un asunto de mera dominación de la misma, sino de otorgamiento de bienes materiales y -lo que es prácticamente ignorado por todos los analistas- de un sentido simbólico de pertenencia y trascendencia.
Así que me permito recomendarles un libro que no leí todavía, pero que se está haciendo llamar desde el estante de la biblioteca en donde espera ansioso su lectura.




Götz Aly, "Hitler's Beneficiaries: Plunder, Racial War, and the Nazi Welfare State", 2007,  ISBN-10: 0805079262, 448 pages. 

A stunning account of the economic workings of the Third Reich--and the reasons ordinary Germans supported the Nazi state

In this groundbreaking book, historian Götz Aly addresses one of modern history's greatest conundrums: How did Hitler win the allegiance of ordinary Germans? The answer is as shocking as it is persuasive: by engaging in a campaign of theft on an almost unimaginable scale--and by channeling the proceeds into generous social programs--Hitler literally "bought" his people's consent.

Drawing on secret files and financial records, Aly shows that while Jews and citizens of occupied lands suffered crippling taxation, mass looting, enslavement, and destruction, most Germans enjoyed an improved standard of living. Buoyed by millions of packages soldiers sent from the front, Germans also benefited from the systematic plunder of conquered territory and the transfer of Jewish possessions into their homes and pockets. Any qualms were swept away by waves of government handouts, tax breaks, and preferential legislation.

Gripping and important, Hitler's Beneficiaries makes a radically new contribution to our understanding of Nazi aggression, the Holocaust, and the complicity of a people.

(Los resaltados son míos.)

5 comments:

  1. O sea que para los alemanes de 1933-1945, "los nazis son buenos porque roban pero hacen y algo reparten". Y encima con el factor racial "total le robamos a razas inferiores que no nos dejan espacio vital. Y ni siquiera es un robo porque no merecen vivr", o alguna sanata racista por el estilo...
    Perfectamente aplicable al peronismo... y mejor, sin un Frente Ruso....

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  2. Qué claridad de conceptos!!! Me gusto mucho el articulo Don Freeman.. gracias!

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  3. Yo soy de reacciones lentas.. eso dificulta comentar en el OC porque se publican taaantos posts por día que uno pone un comentario acá, sigue rumiando las ideas durante el día y cuando quisiera retomar la conversación para compartir lo meditado, ya la atención del público se corrió hacia otro tema y hasta es difícil volver a encontrar el artículo que lo dejó a uno pensando...
    Pero con respecto a este articulo en particular, mientras me pintaba las uñas pensaba... De dónde proviene esa tendencia humana a subordinar la propia existencia individual en favor de una entidad (el Estado) superior? Uno podría pensar que tras haber logrado los Estados laicos (gran avance de la cultura occidental) los seres humanos estaríamos disfrutando de la liberación obtenida... Pero a cada rato los humanos buscamos alguna instancia a la cual rendir nuestra libertad (Fromm, por qué??) y que nos indique qué debemos hacer... Esa tendencia pareciera estar grabada en la naturaleza humana (a niveles profundos) porque supera las diferentes culturas y los distintos tiempos... se da a lo largo y lo ancho de la Historia.. y sigue así... Qué nos lleva a los humanos por este camino???
    who is John Galt?

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  4. Muy interesante, muchas gracias por la referencia. Mañana voy a ver si lo hojeo en la biblioteca. Según lo que veo, hay que leerlo junto con la obra de Peter Fritzsche (espero escribirlo bien) "De Alemanes a Nazis".

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  5. Me gustó mucho, Mr.Freeman, coincido plenamente.
    Lo que últimamente me llama más la atención es pensar que actualmente para cualquier persona de a pie, una interpretación así de la historia de estas últimas décadas sería para él chino básico, o el discurso de un psicótico. Decir que "el Estado de Bienestar Democrático se ha manejado en lo económico con un criterio que no dista sino en grado y en las formas de los principios socialistas del comunismo y del nazismo", uf, muy jodido. Tenga cuidado de andar diciendo estas cosas por la calle porque sin que Ud. se dé cuenta van a llamar una ambulancia y lo van a agarrar con un chaleco de fuerza.

    Gus VF

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