Soluciones para los Gorr

A esta altura del partido, mi capacidad de asombro ante las noticias y la conducta humana se ha reducido bastante comparándola con la que tenía en mi juventud, pero hay algunas noticias que me siguen asombrando. El diario ABC de hoy publica que está creciendo, entre los jóvenes varones, las consultas para someterse  a cirugía plástica para implantarse pectorales con el fin de lucir lo que la Naturaleza, o el gimnasio, no les ha dado o para suprimir el exceso de grasa en el pecho. Parece que hay entre un 40 y un 60% de los hombres que padecen de este tipo de lolas, y puedo entender que un joven acomplejado por casi tener que usar corpiño se someta a esta cirugía.

Pero implantarse pectorales para quedar más pintón no puedo entenderlo, tal vez por haber sido en mi juventud tan flaco que cualquier grasa acumulada hubiera parecido músculo y, pese a eso, habérmelas rebuscado razonablemente bien con las señoritas. 

Creo que nos preocupaba más tener un buen estado físico que nos permitiera hacer deporte sin tener que pasarnos todo el día en un gimnasio. De hecho, yo era bastante deportista, jugaba rugby y me entrenaba dos veces por semana, pero nunca con la intensidad con que se fajan los pibes de hoy en los gimnasios. Casi los únicos que hacían pesas eran los forwards quienes de por sí eran bastante gordos y pesados y que requerían contar con mucha musculatura.

El GEBA de Bartolomé Mitre tenía un gimnasio muy completo para los que hacían gimnasia o gimnasia con aparatos, pero los que hacían complementos eran muy pocos y, a nuestro criterio, los sopliditos que emitían mientras se miraban los músculos eran sospechosos, muy sospechosos...

Por supuesto, a ninguno de los tísicos se nos ocurría hacerles ni un chistecito porque los tipos esos te podían  

partir todos los huesos si se enojaban.

  

Ahora parece que la moda cambió bastante y les interesa mucho más a los chicos tener un buen lomo que antes y a las chicas les atraen más esos físicos trabajados con esmero. 

Una lástima que muchos jóvenes cultivan tanto el físico y después lo destruyen chupando como bestias y, sobre todo, se olvidan de cultivar un poco más el intelecto. 

De todas maneras, mi físico de la juventud se adaptó al paso de los años y luzco mi musculatura con orgullo porque yo sé bien lo mucho que he invertido para formar las capas de grasa que rodean mis abdominales.