Una señora, con su hijito de 6 años, está comiendo en un restaurante. En un descuido, el chico se mete una moneda de un peso en la boca y se atraganta.
La madre intenta hacerle escupir la moneda golpeándole la espalda, dándole palmadas en el cuello, sacudiéndolo, sin éxito.
El chico comienza a dar muestras de asfixia y la madre, desesperada, comienza a gritar pidiendo auxilio.
Un señor se levanta de una mesa cercana, y con pasmosa tranquilidad, sin decir palabra alguna, le baja los pantalones a la criatura, toma sus pequeños testículos, los aprieta con fuerza, y tira hacia abajo violentamente.
Automáticamente, el niño -ante el dolor irresistible- escupe la moneda, y el señor, con la misma pasmosa tranquilidad con la que se acercó, regresa a su mesa sin decir palabra.
El restaurante a pleno estalla en aplausos.
Al rato, la señora, ya tranquilizada, se acerca para agradecerle que haya salvado la vida a su hijo, y le pregunta:
“Perdón, señor, ¿usted es médico?”
“No señora, SOY AUDITOR DE LA AFIP, por lo tanto, experto en apretarle los huevos a la gente que labura honestamente y sacarles hasta la última moneda.”
Muy bueno, para el tag "De Salón"
ReplyDeleteNuy bueno. Lástima que es tan cierto...
ReplyDeleteMuy bueno, de Saloon, afanado.
ReplyDeleteExcelente para estos tiempos de Santa Inquisición Impositiva...
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