Por lo general hablamos en francés, pero a veces, para desconcierto de los que nos escuchan, ellos hablan portugués y nosotros castilla y nos entendemos de lo más bien. Creo que tiene que ver con la mayor cercanía de los argentinos al portugués de Brasil. No lo pueden hacer con otros hispanohablantes de la región, los colombianos son particularmente pocos receptivos.
Mi amigo brasilero se toma muy, pero muy con soda (iba a decir “se defeca de hilaridad” pero queda medio fuerte) la idea de Brasil potencia mundial, tan de moda en los medios.
Anoche nos contaba que el mega plan de infraestructura de 65.000 millones de dólares para hacer autopistas y ferrocarriles es poco más que un refrito que se viene anunciando desde la época de Lula y que el proyecto del tren bala entre San Pablo y Río ya se licitó tres veces y no se presentó nadie.
Según él, por el lado positivo, Brasil tiene una economía nada despreciable - muy inflada por los precios de los commodities y el atraso cambiario - y un mercado interno cautivo de más de 200 millones de personas, en el que, con los contactos adecuados, se puede ganar mucha, pero mucha-mucha plata. Por el negativo, serias falencias en infraestructura, corrupción galopante – los argentinos son lactántricos - y trabas y regulaciones a rolete que convierten al país en uno de los más cerrados del mundo.
Agrego yo: Para bien o para mal, Brasil es un país mucho más estable y moderado, en el que la sangre nunca llega al río, que Argentina. La estabilidad es un activo invalorable aún si el rumbo no es el correcto.
Brasil no tuvo ni un día de aquello que ensangrentó la Argentina del siglo XIX y también del XX: Guerra de Independencia y Guerra Civil.
ReplyDeleteTampoco tiene el cáncer del peor-nismo...
ReplyDeleteMe llamó mucho la atención este artículo sobre la situación geopolítica brasileña (incluye una posible explicación para sus recurrentes problemas inflacionarios); quizás les resulte interesante ojearlo.
ReplyDeleteGracias, Wilson, lo veo.
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