Como siempre digo, el problema es enfocarnos demasiado en los personajes nefastos que llegan a conducir el poder ejecutivo (y los otros) en Argentina.
El problema es que los voten y, mucho más, que los reelijan.
Si nos enfocamos en las miserias de los/las presidentes y sus adléteres, nos olvidamos del verdadero problema y los convertimos en chivos expiatorios de todo lo que está mal en Argentina, que es muchísimo, muchísimo mayor que una presidente vulgar, ignorante, prepotente, ridícula y soberbia.
Los presidentes van y vienen (aunque hagan lo posible por quedarse). El problema es que el pueblo argentino, cuando los reemplaza, los reemplaza por otros personajes semejantes. Y este es un problema mil veces más serio.
Como siempre digo, el problema es enfocarnos demasiado en los personajes nefastos que llegan a conducir el poder ejecutivo (y los otros) en Argentina.
ReplyDeleteEl problema es que los voten y, mucho más, que los reelijan.
Si nos enfocamos en las miserias de los/las presidentes y sus adléteres, nos olvidamos del verdadero problema y los convertimos en chivos expiatorios de todo lo que está mal en Argentina, que es muchísimo, muchísimo mayor que una presidente vulgar, ignorante, prepotente, ridícula y soberbia.
Los presidentes van y vienen (aunque hagan lo posible por quedarse). El problema es que el pueblo argentino, cuando los reemplaza, los reemplaza por otros personajes semejantes. Y este es un problema mil veces más serio.