La reivindicación y el divisionismo setentista es estrictamente para consumo de la clase media progre de los grandes centros urbanos del país, que necesita canalizar de alguna manera su frustración para poder seguir viviendo en el fracaso recurrente.
A los millones de argentinos – ojo que cada vez son más - que dependen de un plan social o alguna otra limosna del gobierno de turno para darle de comer a sus hijos, estas cosas los tienen sin el menor cuidado. Van a votar al candidato/partido que no les corte el chorro. Así de sencillo.
Si los esclavos sólo se quejan y siguen produciendo, significa que no están tan mal. Todo bien. Todo pipí cucú.
ReplyDeleteAbsolutamente.
ReplyDeleteInsisto: Mucha de esa clase media setentosa, ochentosa, bonistas del Proceso y perdores del Menemismo, se sienten ampliamente realizados, han tocado el vértice de la pirámide de Maslow, con estas reivindicaciones y pseudoreparaciones.
Mucha gente grande -50 para arriba- siente que, por fin y/o por última vez, tiene la posibilidad de vivir en el mundo progre que siempre soñó, que si no se le da ahora, no se le da más. Está feliz de la vida.
Es más bien un mito y no una realidad lo que se cumple.
Por supuesto: la mayoría de esas personas no tiene problemas económicos, incluso está mejor que antes, es beneficiaria de este sistema político-económico.
Efectivamente, asi de sencillo.
ReplyDeleteLlorativo.
Emma Peel