Sobre el maravilloso sistema de salud socializado que privilegia la solidaridad sobre el vil lucro de Québec.
Una señora peruana de 40 y pico de años se empezó a sentir mal a principios de septiembre. Idas y venidas al médico, en una práctica de la medicina en la que nunca nadie está seguro de nada. Un virus, estrés, la pindonga. La mandaron a ver un acupunturista y un quiropráctico. WTF en serio.
La semana pasada ya no daba más del dolor y del malestar en todo el cuerpo y se fue a la guardia del hospital. No la dejaron salir más. Le descubrieron una infección tremenda, una bola de pus, en uno de los ovarios. Operación inmediata, previo tratamiento intensivo para tratar de reducirle en algo la infección.
No se murió de casualidad. Como usuario (no cliente) de un sistema de salud que depende del estado/gobierno, andá a quejarte a Mongo Aurelio.
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