En Argentina hay mucha gente convencida de que existen actividades económicas que son buenas o malas en sí mismas, independientemente de si tienen sentido económico o no. El desarrollismo circa 1950 sigue campeando en las cabezas nacionales y populares. La industria es buena, la producción agrícola ganadera es mala, los servicios son pésimos (a pesar de que generan la gran mayoría de los puestos de trabajo).
Es un disparate absoluto. Pero aun si fuera cierto aquello de que la actividad industrial es buena en sí misma, independientemente de si produce bienes por los que existe una demanda genuina, la mejor manera de favorecerla no es mediante subsidios, inflación, aislados del mundo y medidas discrecionales sino con una moneda estable, una economía abierta, respeto por los contratos y el derecho de propiedad y estabilidad de reglas del juego.
Columna interesante para los que siguen repitiendo la cantinela de que en los 90, cuando estábamos mal y no teníamos dignidad, se destruyó la industria y que a partir de la llegada del Néstor del Pueblo se corrigió la situación.
No te preocupes que ahora gracias a la ecologia ni la industria es buena mirá lo que pasa con la mineria. Hay que vivir del estado y de la dádiva, eso es lo bueno.
ReplyDeleteBlas
Eso es lo que quieren los argentinos, hasta que se termine la plata.
DeleteRecién terminé de leer "Argentina breve historia de un largo fracaso" de Mauricio Rojas. Muy interesante y documentado, discute largamente el desarrollo industrial argentino, producto del caudillismo y el amiguismo y remonta lo pesares hasta el siglo XIX y la repartición de la tierra en latifundios para los amigos que empezó Rosas y ya nadie paró, salvo el caso de Santa Fe. Ese es el origen de los males. Vale la pena leerlo.
ReplyDelete¿Es el mismo de Sorrows of Carmencita?
Delete