Así como sentir no es pensar, creer no es conocer. Debiéramos todos ser conscientes de esa distinción funcional de nuestra naturaleza. Sentir y creer responden a la emoción mientras que pensar y conocer responden a la razón. La razón es voluntaria mientras que la emoción es automática.
Las creencias son el material con el que rellenamos la falta de conocimiento para decidir una acción, con la sola guía de nuestras emociones. Pero las emociones no informan sobre la realidad. Las emociones sólo reflejan la reacción corporal sobre la evaluación que hacemos de lo que percibimos. Nos informan si el estímulo amenaza o favorece nuestra vida. Muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de este mecanismo de sustitución de creencia por conocimiento y esto puede conducirnos a graves errores.
Bertrand Russell decía que lo que realmente buscamos no es conocimiento, sino certeza, pero la incertidumbre, sobre todo en términos de la acción humana es, por el libre albedrío, inerradicable.
La angustia que nos provoca la incertidumbre nos lleva a que estemos dispuestos a resignar libertad en beneficio de quien nos ofrece seguridad o certeza. Pero... No olvidemos que ese es campo fértil también, para los estafadores, entre éllos, los políticos. El precio que pagamos es la esclavitud.
Pensemos...
Se puso de moda hablar de la trata de personas referido exclusivamente al comercio sexual, pero ¿qué otra cosa es, en otro orden, lo que el régimen hace con todos nosotros, cuando nos reduce a la servidumbre de tener que comprarle productos más caros, con sueldos más bajos, a un seudo empresario que fue privilegiado mediante la fuerza del estado con un coto de caza dentro del que nosotros somos sus presas?
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Extracto de un comentario puesto aquí
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