Millones de argentinos de clase media acomodada, muchos de ellos universitarios, no tienen ningún problema en vivir bajo la tutela de un funcionario iluminado:
Que la presidente, a quien le va parte de su conveniencia en el tema (porque siempre es mejor estar liberado de los aguijones de los periodistas), se muestre ofendida por la foto de Chávez e insinúe que eso no ocurriría si el Estado ejerciera un control sobre lo que se informa, es entendible, porque, repetimos, ella es parte interesada en que la prensa no sea libre.
Pero que su cantinela encuentre eco en la gente común es preocupante. La sociedad argentina está tan desacostumbrada a codearse con la verdadera libertad que presta sus oídos a "ofensas" como estas porque no sabe cómo son las cosas en los verdaderos países libres.
El hecho que de un total de 40 millones de personas se crea que sólo una puede dirigir el país ya habla bastante mal de sus habitantes.
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