Un excelente ejemplo de cómo se toman las decisiones de inversión en el sector público

Burócratas que gastan plata ajena y que no pagan ningún costo si se equivocan.

El intendente local sigue insistiendo con el proyecto para agrandar el aeropuerto municipal. Recién llega de una presentación ante los ministros del área en la ciudad de Québec.

La estimación de presupuesto es de 29 millones de dólares y la idea es que los contribuyentes de la provincia, los del resto de Canadá, a través del gobierno federal, y los de la ciudad pongan un tercio del precio cada uno. La obra incluye una ampliación de la pista y llevar la terminal a 25.000 pies cuadrados, con capacidad para recibir unos 400 pasajeros en tránsito.

El gran problema, detalle menor en el maravilloso mundo del sector público, es que en este momento el aeropuerto tiene cero (0) vuelos y cero (0) movimiento de pasajeros.

Pero no se preocupen, todo el proyecto se basa en un estudio – qué coincidencia, encargado por el intendente a un allegado - que indica que el potencial de pasajeros anuales es de 302.000 (me encantan estas cifras no redondeadas), de los cuales más de 80.000 serían a Toronto y un poco menos de 150.000 a Montreal, que está a menos de dos horas en auto. Según el documento, el proyecto generará unos 160 millones de dólares de actividad económica y creará 1.600 puestos de trabajo directos e indirectos.

¿De dónde salen estas cifras? De la febril imaginación de los funcionarios que gastan la plata de los contribuyentes como si se tratara de billetes de El Estanciero. Primero viene la decisión de hacer algo - por más disparatado que sea - y después salen a buscar justificativos. De nada vale la experiencia internacional reciente en la materia, como la de España, con decenas de flamantes aeropuertos sin pasajeros ni vuelos.