Muy interesante post en lo de Marcos sobre la relación entre la decadencia argentina y el peronismo.
Le decía en un comentario que tal vez no haya que cargar tanto las tintas en el peronismo en si mismo. Como él bien dice en su post, los problemas del país son anteriores al surgimiento de este movimiento político.
Desde mi punto de vista, los rasgos que luego encarna el peronismo estuvieron presentes en la Argentina desde siempre. La única interrupción de ese proceso fueron las décadas de gloria del país de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando nos organizamos como nación con la constitución liberal de 1853-60. Para gran parte de la población y clase dirigente, este cambio se hizo a regañadientes, como quien toma aceite de ricino, y se mantuvo mientras más o menos funcionó en el corto plazo. Ante la menor dificultad, otra vez a las andadas.
Mariano Grondona dice que la adopción de los valores de la modernidad por parte de la Argentina nunca fue un matrimonio por amor, sino uno por conveniencia. A la primera de cambio, nos volvimos con mamá.
Lentamente se fueron dejando de lado estos principios y volvimos a las andadas. El “gran logro” de Perón fue plasmar todo esto en un partido político fuerte y llevar esas tendencias populistas, caudillistas, dirigistas y autoritarias a extremos grotescos, nunca vistos en esa dimensión en el país hasta ese momento. Pero existieron desde siempre. No fue más que la vuelta a lo que fuimos siempre y nunca quisimos dejar de ser.
La Argentina ha sido, es y me temo que será por mucho tiempo peronista, es decir antimodernidad. Todo esto, lejos de hacernos admitir un problema y movernos para buscar una solución, es motivo de orgullo nacional y se sigue rememorando como una de las épocas más gloriosas de la historia. Como los chanchos, sólo somos felices revolcándonos en el chiquero de nuestras miserias.
Lo del "matrimonio por conveniencia" me parece que no es exclusivo de Argentina, Luis. Cuando en 1987 Irlanda inició su despegue económico, los irlandeses (la clase dirigente) se estrellaron contra la pared y tuvieron que dejar de ir a las andadas. ¿Por qué? Porque les convino; lo mismo aplica para su ingreso a la Unión Europea.
ReplyDeleteYo pienso que un país es antimodernidad...hasta que deja de serlo cuando uno se da cuenta de que el mismo se estrella contra la pared.
Luis, prestá antención a lo que dice Jorge Ávila en este link: http://www.jorgeavilaopina.com/?p=21. Para mí, ahí está la causa de porque somos antimodernidad.
Yo pienso que más que ser antimodernidad o pro-modernidad, somos CICLOTÍMICOS.
Andrés, Ya lo dije alguna vez por acá. Es cierto que la ciclotimia es parte de nuestra forma de ser, pero no es nuestro principal problema. La Argentina es un país con muy fuertes tendencias hacia el autoritarismo, la violencia política y el más rancio populismo clientelita. En algunos momentos de nuestra historia nos dimos mañana para superar esa tara por periodos relativamente cortos, pero que significaron nuestros años más gloriosos.
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