Este post del compañero Ouroboros (un agente de la masonería internacional) y el comentario de Luis N me hicieron acordar de lo que decíamos hace unos meses (ahora no puedo encontrarlo).
Las personas actúan racionalmente según los incentivos y los objetivos. Por acá solemos decir que las sociedades a las que les va como a la Argentina no son racionales porque los medios que utilizan van a contramano de sus objetivos.
Pero ¿y si los objetivos que persiguen no son los que dicen tener?
¿Qué pasa si el objetivo de millones de argentinos no tiene que ver con salir de la miseria y del atraso sino con cuestiones emocionales y/o testiculares, el deseo de reivindicación por afrentas reales e imaginarias?
Es cierto que la gente actúa racionalmente según los incentivos y los objetivos. La confusión pasa por creer que el único objetivo es el económico. Hay muchas cosas que las personas valoran, en muchos casos más que al dinero, una de ellas es el "dolce far niente" es decir estar al flato todo el día. Esto no puede hacerse sin más porque uno necesita comer, vestirse, protegerse de la intemperie, etc.
ReplyDeleteBueno basándose en esta premisa, los gobiernos populistas ofecen elementos básicos para la vida a cambio del voto y el aplauso. El problema es que para hacer esto los gobiernos populistas deben hacerle la vida imposible a los que pretenden progresar económicamente, metiéndose día en la vida de cada uno y conculcando la libertad.
Sin embargo y pese a todo, un grupo de ciudadanos siguen pensando, creando y produciendo. Alimentando la rueda que les hace la vida cada vez más dificil.
Esto es lo que pasa en Argentina desde hace mucho mucho tiempo.
No soy un randiano fanático, pero creo que este es el descubrimiento genial de Aynd Rand y está impecablemente expuesto en la Rebelión de Atlas.
Miguel, reivindicar el derecho a vivir de producto del trabajo de los demás.
ReplyDelete