Muchas de las actitudes que uno observa a escala UIA-Gobierno son culturales y se pueden observar en el día a día, en el barrio. La relación de los argentinos con el dinero es de novela. El que tiene dinero se siente que es parte de la nobleza y el que no tiene dinero ve al que tiene dinero con una actitud de amor-odio que tiene más que ver con la envidia que con la admiración, y despierta un instinto de garrapata bastante feo. Personalmente yo admiro a la gente que tiene dinero (que lo hizo en el mercado, ofreciendo lo que la gente desea), admiro al emprendedor, al comerciante, o al directivo, como quien mira un gol de Messi. Pero ahí termina, ni le pediría un autógrafo a Messi ni una foto, no hay nada más indigno que el cholulo.
En el colegio (secundario) teníamos un compañero llamado Gándara, de apellido, que el mito decía que tenía un coeficiente intelectual de 180 o algo así, que era superdotado. En el aula se quedaba dormido en la clase, era un vago de cuarta, si era inteligente lo disimulaba muy bien o no ejercía. Pero Gándara era hijo de un empresario con bastante dinero, los padres se habían divorciado y como estaban peleados, el dinero que le tenía que pasar el padre a la madre se lo daba al hijo, el tema era que nuestro compañero Gándara recibía de su padre algo así como 3.000 dólares por mes a principio de los 90s. Rolex calzado en su muñeca izquierda, parecía un narcotraficante, de hecho todos pensábamos que vendía drogas hasta que nos enteramos del origen de su fortuna.
El torneo de auto-sodomización, pleitesía, agachadas, humillaciones y demás indignidades de muchos de mis compañeros por ganarse la "amistad" de Gándara era digno del Congreso argentino. Cualquier cosa por lograr una prebenda en forma de una bebida, un alfajor, una ficha de video juego, una entrada gratis a un boliche, un paquete de cigarrillos, dinero en efectivo, etc... cualquier cosa cosa con tal de ligar algo. Esta misma escena se extrapola al resto de las relaciones, con los chupamedias típicos que informan de lo que dijo el otro de vos, etc.
¿Sucede lo mismo en otros lados, es algo inherente al ser humano? ¿O es de la cultura argentina, que a la mayoría se le afloja el cinturón hasta que le queda el pantalón por los rodillas cuando tiene a alguien con dinero en frente?
Una mayoría de los argentinos está convencida de que la riqueza se transfiere, no se genera. La única forma de acceder a ella es robándosela a alguien o heredándola.
ReplyDeleteAlcahuetes gratis les digo con un amigo que forjó el término.
ReplyDeleteOtra expresión de este ser nacional es el de los pequeños empleados que en algún momento ejercen un poder temporal sobre sus congéneres.
El viejo de un amigo mío, de viaje a MDQ fue al hotel del sindicato (ferruca) y el recepcionista los atendió para el reverendo traste diciéndoles además que no había lugar.
Mozos en MDQ (fuí una sola vez de jóven y escribo por comentarios) se hacen rogar para que atender en lugares mediocres de más aún mediocre servicio.
El odio y el revanchismo hacia el otro aprovechando la situación de ventaja está a flor de piel.
Aclaro, nadie en esto gana nada.
Poderoso caballero es Don Dinero.
ReplyDeleteD. Francisco de Quevedo y Villegas.
Madrid, 1580-Villanueva de los Infantes, 1645.
Sí, es algo universal.
ReplyDeleteQuizás en Argentina se potencie con dos elementos.
Ese asqueroso resentimiento generalizado que quizás provenga de muchas frustraciones en el campo económico. Y los muchos argentinos que se creen más de lo que son y siempre están disconformes con todo.
Se trata, además, de una sociedad en la que muchos privilegios provienen en muchos casos de la proximidad y la obsecuencia ante los poderosos.
Brillante Murray. Todo dicho. Y el mayor ejemplo es la mujer de "EL" cuando lo ve al Jefe del Norte y se le cae el agua de la bombacha.
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