Veinte millones de moscas no pueden equivocarse

Escenas de la Argentina de comienzos del siglo XXI.

Por fin nos encontramos con nuestro destino latinoamericano. ¡Salud!

Ya pasaron unos veinte días de las elecciones presidenciales de resultado más anunciado, por una ley electoral a todas luces estúpida, desde las de septiembre de 1973.

Ya desde 2003 no pierdo mi tiempo en ir a votar. El voto ya no cambia nada. Si más del 95% de los argentinos cree en el populismo rabioso, sólo una serie de fracasos de proporciones inéditas podría, con mucha suerte y con mucho tiempo, devolver a la Argentina a la senda de la república, de la Constitución y las leyes, de la sensatez, del respeto al prójimo, de la verdadera solidaridad, de la apertura comercial y mental, del progreso, del ahorro y del trabajo productivo.

Los resultados de las elecciones no han hecho más que confirmar estas nociones. Los números no me dejan mentir: los cinco candidatos más votados (la cónyuge supérstite, Hermes Binner, Ricardo Alfonsín, Alberto Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde) recibieron un 95,87% de los votos. Y no conté a Jorge Altamira porque los troskos están en otra categoría, un tanto lejana al liberalismo.

Ni que hablar de las acciones del oficialismo tras asegurarse cuatro años más de poder.

Los cinco representan claramente la parcialidad de los argentinos hacia el populismo, la ignorancia enfermiza de las leyes de la economía, el resentimiento, las cerrazones mental, cultural y comercial, la corrupción y la "viveza criolla".

Carrió era la única candidata de la sensatez. Sí, Carrió, la del agua que nos roban, la del convoy de camiones de caudales llevándose dólares billete en 2001 pero que, por lo menos, defiende ciertas virtudes republicanas y un piso de racionalidad (un cachitito lejos de un Álvaro Alsogaray) ... y sacó 396.171 votos (1,82% del total).

¿Qué prueba más hace falta de que los argentinos están convencidos de las bondades de las gestiones y políticas de Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y su viuda?

¿Qué más hace falta que ocurra para que dejemos de echarle la culpa a tal o cual político corrupto?

Casi todos los "opositores" votaron a candidatos de propuestas y valores casi indistinguibles de los del oficialismo. No creo que haga falta que repase las propuestas y trayectorias de los candidatos.

Es hora de que reconozcamos la dura realidad, la Argentina casi no ha evolucionado desde 1950. Sólo, y tras verdaderos desastres, se ha abandonado la violencia política (y hasta ahí), nada más en 60 años.

Pululan y con buenísima salud el centralismo, la inflación, las empresas estatales, la aduana hípercorrupta y paralizante, el clientelismo, las confiscaciones descaradas, la indolencia ante el crímen callejero, el corporativismo berreta y los controles de precios.

Casi nada de lo que pasó nos dejó alguna enseñanza positiva y esto es lo peor de todo, porque nos deja imaginar (o quizás ni siquiera) la magnitud del desastre, o los desastres, necesarios para sacudir todos estos valores de fracaso y resentimiento de las mentes de los argentinos.

Quizás pueda rescatarse el hecho de que el clon fallido de Alfonsín (Mini-me) no logró siquiera llegar al segundo puesto. El alfonsinismo (si tal cosa existiese) que reviviera paradójicamente con la muerte de su encarnación, está por fin muerto y enterrado.

Lasciate ogne speranza y recuerden:

Veinte millones de moscas no se pueden equivocar