Por un lado está la tara nacional y popular de la industria automotriz, a como dé lugar, cueste lo que cueste. Y por otro el tratamiento a los vehículos automotores como objetos suntuarios.
Primero destruyen la actividad con impuestos y restricciones y después la subsidian para que más o menos pueda funcionar.
El mismo esquema que aplican al sector de la tecnología/electrónica y tantos otros.
La esquizofrenia como política de estado.
(Gracias, Depre Forever)
Les cabrá en la cabeza el término racional? y el sentido común?
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