Panel ¿Qué es la globalización? Consecuencias para la Argentina y la región
Jorge Avila
No soy un experto en el tema, por eso me voy a limitar a sistematizar algunos hechos y reflexiones sobre la naturaleza y las consecuencias de la globalización que me parecen importantes para comprender el fenómeno.[1] Primero, voy a anticiparles las conclusiones para que ustedes tengan una hoja de ruta de mi exposición, y luego me referiré a la primera globalización, a su interrupción, a la segunda globalización, a las consecuencias sociales del fenómeno y a la reacción de nuestro país frente a ella.
1. Anticipo de las conclusiones
· La globalización no es un fenómeno exclusivo de nuestro tiempo. La primera de ellas ocurrió a partir de 1850, sufrió una brusca interrupción entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, se aceleró en los últimos 50 años y todavía más en los últimos 10.
· La causa es una aguda reducción de los costos de transporte y de comunicación y, por tanto, no es reversible en el largo plazo. No es un proceso centralizado, conducido por el FMI. Es un proceso descentralizado, conducido por el mercado, que simplemente ocurre, nos guste o no.[2]
· Viene acompañada por una estandarización monetaria, de contratos y de pesos y medidas.[3]
Agudiza la competencia en los mercados de bienes, servicios y capitales, y arroja ganadores y perdedores en el corto plazo.[4]
Crea grandes tensiones políticas. Disminuye la pobreza, pero hace menos equitativa la distribución del ingreso nacional y cuestiona el papel de las naciones.
2. Primera globalización
Hasta 1860 los barcos sólo transportaban mercadería muy cara, como lo hacen los aviones en la actualidad. El barco de vapor fue la principal innovación tecnológica del transporte marítimo en el siglo XIX. La apertura de los canales de Suez y de Panamá también resultó crucial. La refrigeración tuvo fuertes implicancias para el comercio internacional. En 1876, el barco Le Frigorifique llevó carne congelada de Argentina a Francia por primera vez. Las otras dos grandes innovaciones tecnológicas del siglo XIX fueron el ferrocarril y el telégrafo.
La revolución en el transporte y las comunicaciones ejerció un fuerte impacto sobre los mercados de mercaderías, pero también sobre los de capitales y trabajo. Sesenta millones de europeos emigraron en los 100 años después de 1820. Los movimientos internacionales de capitales a fines del siglo XIX fueron los más grandes registrados hasta entonces y desde entonces.
La internacionalización fue la regla. Se hacían conferencias para estandarizar casi todo, desde pesos y medidas hasta el correo. La adopción del patrón oro fue la expresión de este proceso en el plano monetario.
John Maynard Keynes, en “Las Consecuencias Económicas de la Paz”, un libro publicado en 1919, hizo una magnífica descripción de la Europa globalizada anterior a la Primera Guerra Mundial. Voy a leerles dos párrafos:
“Mientras desayunaba en su cama, el habitante de Londres podía ordenar por teléfono los productos más variados de toda la Tierra, en las cantidades que fueran necesarias y esperar su pronta entrega en la puerta de su casa. (Describe el funcionamiento de un sistema de libre comercio internacional.) Esa persona también podía invertir por teléfono parte de su riqueza en la explotación de recursos naturales y en otras empresas en cualquier rincón del mundo, y así compartir el fruto de esas inversiones. (Explica la gran movilidad inter-nacional de capitales existente y la ausencia de riesgos de expropiación o devaluación.) Y también podía subirse a barcos y trenes baratos y confortables para viajar a cualquier país sin pasaporte u otra formalidad; podía mandar a un empleado al banco a comprar oro amonedado y luego embarcarse a países extranjeros sin conocer sus religiones, lenguas o costumbres, y considerarse muy mal tratado ante la más mínima interferencia.” (Se refiere al espíritu cosmopolita de entonces.)
“Pero lo más importante era que aquella persona creía que ese estado de cosas era algo normal, cierto y permanente; creía que el cambio sólo era posible para mejor, y que cualquier desvío de lo previsto era aberrante, escandaloso y evitable. El militarismo y el imperialismo, las rivalidades raciales y culturales, los monopolios, las restricciones (como pasaportes, cuotas de comercio o controles de cambios) y la exclusión, que después asumirían el papel de la serpiente en este paraíso, eran poco más que curiosidades de los diarios, y parecían no ejercer ninguna influencia en el curso ordinario de la vida social y económica, cuya internacionalización era prácticamente completa.”
3. Interrupción de la primera globalización y emergencia de la segunda
Aquel mundo próspero y cosmopolita fue destruido por dos hechos y por un cambio ideológico: la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión, y el repudio de la doctrina liberal que fue una reacción a tales sucesos. La Primera Guerra Mundial creó una profunda desilusión con respecto al sistema democrático y al internacionalismo. La década de 1920 trajo el proteccionismo, la hiperinflación y las devaluaciones. Y la Gran Depresión destruyó la confianza en el capitalismo y la competencia, y puso al Estado en el centro de la escena económica.
El cambio del clima ideológico se advierte en los ensayos de los principales intelectuales argentinos de la década de 1910. José Ingenieros, en Sociología, Leopoldo Lugones, en Literatura, y Alejandro Bunge, en Economía, giraron del liberalismo político y económico al autoritarismo político y la autarquía económica.
La reapertura del comercio fue rápida. EEUU revirtió el proteccionismo extremo de la Ley de Comercio Recíproco en 1934 y sentó las bases de la liberalización del comercio multilateral de productos industriales. Apenas terminó la guerra, este país ejerció una fuerte presión a favor del multilateralismo. En los últimos 50 años ha habido un gran avance en esta materia. Incluso gigantes como China e India han empezado a integrarse al comercio mundial. Aunque en el comercio agrícola se ha avanzado poco y nada en el último medio siglo, y los servicios recién están en los comienzos de una apertura real.
4. Impacto económico y social de la globalización; consecuencias políticas
La globalización tiene una enorme incidencia sobre los ingresos de las personas menos calificadas. En EEUU este impacto ya tuvo lugar y ahora se está revirtiendo. En Europa y en Japón todavía lo están sufriendo. Con respecto a la experiencia de EEUU surgen tres conclusiones: a) la pobreza es la más baja en 20 años; b) el ingreso real promedio de las familias es el más alto en 30 años; c) la participación en el ingreso nacional del 20% de la población más pobre es la más baja de los últimos 30 años, en tanto que la participación del 5% y el 20% más rico es la más alta. Todo el mundo se ha enriquecido, pero los ricos se han enriquecido mucho más que los pobres. En EEUU piensan que esta puede ser la semilla de una reacción violenta.
Dornbusch, un gran economista internacional recientemente fallecido, creía que tal vez la equidad sea un lujo demasiado caro; que tal vez sea mejor concentrarse en la reducción de la pobreza.
5. Conclusiones para la Argentina
El impacto de la ruptura de la primera globalización fue importante aunque transitorio en Europa, en EEUU y en los restantes países anglosajones. Fue tremendo y permanente en la Argentina. Nuestra declinación en el siglo XX no se debió a una pobre educación pública o a una gran desigualdad en la distribución del ingreso. Fue el producto de una ideología que nos condujo a repudiar en bloque a las instituciones republicanas, al capitalismo y a EEUU.
Tengamos presente que la globalización es un hecho tecnológico irreversible y que lo importante es sacar el máximo provecho de ella. Para lo cual es condición necesaria una moneda estable, crédito e inversión externa y más comercio con el resto del mundo. Moneda, crédito y comercio exterior, justo las tres instituciones económicas básicas que la Argentina no tiene.
Fundaciones Atlas, Naumann y Cívico Republicana e Interbloque Federal
Congreso de la Nación, 15 de septiembre de 2004
[1] Por un tratamiento más extenso del tema, consulte J. C. De Pablo, R. Dornbusch y J. Nogués (2001): La Globalización, la Argentina y Cada Uno de Nosotros, Consejo Empresario Argentino, y K. O’Rourke y J. Williamson (1999): Globalization and History, MIT Press.
[2] Felipe González dijo que estar a favor o en contra de la globalización tiene tanto sentido como estar a favor o en contra del descubrimiento de América. Por otra parte, según Vicente Vázquez Presedo, a fines del siglo XIX los aranceles casi no cayeron en Argentina, pero la reducción del costo de transporte fue tan grande que los precios de las manufacturas cayeron mucho, tanto como si hubiera habido una importante liberalización comercial.
[3] Para reducir costos de transacción.
[4] Según la visión de Danny Rodrick, en un mundo globalizado la tasa de interés se fija en Nueva York, el salario en Shanghai y el impuesto a las ganancias en las islas Cayman.
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