Dec 21, 2004

Desunión sudamericana

Cumbre de Cuzco
Desunión sudamericana
Alejandro A. Tagliavini

Si algo demostró la cumbre realizada en Cuzco, Perú, el 8 de diciembre, donde se "fundó" la Comunidad Sudamericana, es que los países no solamente están muy desunidos por las peleas entre sus dirigentes, sino que ni siquiera tienen verdadera vocación de unirse.

Los organizadores buscaron un lugar simbólico, un monasterio colonial construido sobre un templo de la ciudad imperial inca fue la sede de la reunión. El simbolismo va más allá de las ansias imperiales de estos políticos: no sólo contrasta su discurso de izquierda populista con el hecho de que allí funciona ahora un hotel norteamericano (acondicionado con inyección de oxígeno, para intentar que los cerebros de los políticos no se adormezcan por la altura), sino que además el alma sobria de los monjes debe estar revolviéndose con el nuevo informe de Transparencia Internacional.

Son doce los países que integran la Comunidad, los del Mercosur –Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y el asociado Chile–, los de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) –Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela–, además de Guyana y Surinam. Pero el presidente de Uruguay no asistió por no estar de acuerdo con el proyecto y los de Paraguay y Ecuador por problemas en sus países. Kirchner, argumentó "recomendación médica" para ausentarse, pero todos saben que tiene celos porque la impulsan sus "rivales": Lula, que ve en esta unión sudamericana una plataforma para agrandar su poder, y el ex presidente argentino Eduardo Duhalde. En privado, Kirchner aseguró que "sólo va a las cumbres importantes".

Así es que fueron sólo ocho jefes de Estado asistieron al pretendido lanzamiento del bloque, que incluye 360 millones de habitantes, un PIB de 800 mil millones de dólares, la mayor producción mundial de alimentos y las reservas más cuantiosas de agua. Pero Lagos, de Chile, fue casi como un observador. Su país ya firmó un tratado de libre comercio con EEUU y ha conseguido un desarrollo económico muy superior a la media del subcontinente. El colombiano Alvaro Uribe también hace equilibrio entre su interés en la unión regional y su favorable alineamiento con Washington. Hugo Chávez mide sus "sueños bolivarianos" con el pragmatismo.

El documento firmado pretende la paulatina fusión del Mercosur con la Comunidad Andina de Naciones, más Surinam y Guyana. Pero las cifras demuestran que el Mercosur no funciona. Mientras que en los bloques comerciales de Asia-Pacífico, la Unión Europea y Nafta las exportaciones entre socios superan el 50% de las exportaciones totales de ellos, en el Mercosur se mantienen en apenas 11%, igual que antes de su creación. Se dice pretender el libre comercio, pero el Mercosur ni siquiera ha logrado eliminar los conflictos arancelarios en más de una década de funcionamiento. El presidente de la Comunidad Andina de Naciones, el peruano Allan Wagner, calculó que llevará 15 años concretar una comunidad económica sudamericana.

La verdad es que en este bosquejo de bloque conviven "líderes" con intereses económicos de lo más dispares y gobiernos enfrentados desde hace décadas. Ejemplo de ello es que la integración física y energética constituye uno de los objetivos básicos de la comunidad, pero evitaron mencionar la posibilidad de acuerdos de energía para no complicar a los presidentes de Chile y de Bolivia, países enfrascados en una disputa centenaria por territorio y la explotación de los recursos naturales.

En realidad está clarísimo que el verdadero modo de unir a los pueblos es bastante sencillo: basta con que los Estados no impidan la interrelación natural con controles migratorios, barreras aduaneras y toda la gama de "protecciones" estatales que sólo sirven para justificar la existencia de nuestros "líderes" políticos. Si se lograra esa libertad, tales líderes quedarían desempleados.

Según el nuevo Barómetro de Corrupción de Transparencia Internacional, los partidos políticos son las instituciones más deshonestas en 36 de las 64 naciones encuestadas por Gallup; les siguen los parlamentos, la policía y el Poder Judicial. Ecuador es el país con los políticos más corruptos seguido por Argentina, Perú e India, Bolivia, Brasil, Costa Rica y México.

© AIPE

Alejandro A. Tagliavini es miembro del Departamento de Investigaciones de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) de Buenos Aires.

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