Mientras leía la nota de Neilson que Luis transcribió de Noticias me acordaba de mi viejo el sábado pasado. Era tarde y habíamos terminado de cenar. Estábamos en una sobremesa de buen champagne y mejor pan dulce y salió la charla política entre él y mi esposa, ambos amantes de estos tipos de debates.
En realidad era casi un monólogo de Papá acerca de los tiempos de antes, y que había trabajo, y que se podía hacer carrera, etc... Pero la cosa fué cuando Patricia le pregunta por qué siempre en este país hablamos en tiempo pasado y no en futuro, que esas son las cosas que hacen que nuestro país nunca salga adelante.
No puedo definir simplemente la tristeza y desazón que sentí cuando mi viejo empezó a lagrimear y, entre sollozos le contestaba que cómo él no iba a creer en el futuro, si él era hijo de la educación pública, que había ido a tirar piedras a "la plaza del clínicas" contra la educación privada, contra esa que ahora hace que, para ser considerado buen profesional haya que haber salido de una universidad de curas...
El punto no es discutir si mi viejo tuvo razón o no en eso específicamente. Me mató otra cosa: verlo llorar por que sus ideales se cayeron. Por que ya no puede creer en nadie y todos aquellos en que creyó lo decepcionaron. Por que tiene que admitir entre lágrimas que para sus nietos aquí no queda nada.
Pobre mi viejo, el creyó en algo (bueno o malo, no importa), peleó por las cosas que creyó, lo siguieron la cana y los servicios, tiró piedras por lo que pensó que no tenía que ser. El tipo tuvo sueños... tuvo "SUEÑOS"!! Y peleó por ellos. Y que me importa que clase de sueños hayan sido!!
Hubo un tipo en este país que tuvo sueños. Y se los robaron. Y a sus casi 70 los llora. No tienen idea la bronca que da ver llorar a tu viejo por los sueños que le robaron.
Guillermo Z.
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