Día a día nos enteramos por los medios del ultimo exabrupto del gobierno nacional hacia el “enemigo” de turno. Es habitual escuchar al presidente de la nación, ministros y otros funcionarios descalificando, insultando o directamente tratando de intimidar a los “enemigos” del país: El FMI, los acreedores extranjeros, el Banco Mundial, etc. El último episodio fue con el gobierno de Italia, enemigo histórico de la Argentina, país con el que no nos une prácticamente nada.
Más allá de la vergüenza ajena, resulta indignante que cualquier persona medianamente bien nacida no sólo no pague sus deudas sino que encima se mofe de no hacerlo. Este sentimiento es aun más marcado cuando las personas en cuestión son las más altas autoridades del país.
Todos los años, el FMI publica un voluminoso trabajo sobre la economía de los Estados Unidos, donde da toda una serie muy interesante de recomendaciones. No tengo en claro quién es el encargado de recibir el informe por parte del gobierno de EEUU, pero como EEUU es aportante neto del organismo, no receptor de créditos, estoy seguro de que esta persona les debe agradecer mucho y después deben usar el paper para nivelar algún escritorio chueco de la oficina.
Nadie nos obliga a ser miembros del FMI ni del Banco Mundial. Si realmente somos los machos latinoamericanos de pelo en pecho, que nos llevamos el mundo por delante, lo coherente sería renunciar a ser miembros de esos organismos. Si nos molesta la falta de visión de los italianos, que no se dan cuenta de que nuestro destino manifiesto es ser los “winners number one” del mundo, dejemos de perder el tiempo y de hacerlos perder el tiempo y no “negociemos” más. Terminemos de una vez con esta penosa actitud de “loquita histérica”, o “gataflora”, como le decían el mi barrio. Después de todo, el mundo nos necesita más que nosotros a ellos, y no saben lo que se pierden, no saben.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.