Leo un par de comentarios muy buenos en lo de Isidro y Rubén sobre la vida y obra de nuestro bienamado presidente. No se qué más se puede decir que no se haya repetido hasta casi el hartazgo. A pesar de haber reducido considerablemente mis expectativas, honestamente debo admitir que me impresiona el nivel de delirio y disparate cada vez que abre la boca.
Desde que asumió y empezó a mandarse una tras otra, escucho a los que sostienen que en realidad todo se trataría de un discurso para la "gilada”. Los permanentes ataques y agresiones a todo tipo de enemigos reales e imaginarios no serían más que un show, una estrategia para ganar o mantener popularidad.
Debo decir con total sinceridad que no me cierra esa explicación. Los excesos no son para la “gilada”. Esto es lo que quieren, o queremos. Me da la impresión de que les encantaría ir mas lejos, tal vez ser otro Chávez, pero todavía no se animan.
El problema no son tanto los excesos y exabruptos en si mismos, sino la esquizofrenia y constantes contradicciones con que se maneja desde el presidente hasta el último secretario, pasando por los ministros. Pareciera que no hay un solo integrante presentable en toda la administración. Es como si el gobierno federal estuviera a cargo del centro de estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, luchando por la revolución permanente y la gran marcha cultural, creyéndose unos ganadores totales por los centavitos que se quedan de las fotocopias de apuntes y las minitas que se levantan entre los alumnos que recién ingresan.
El “gran problema gran”, lo realmente dramático de todo esto, es que parecemos no darnos cuenta de que generaciones de argentinos van a seguir gatillando para pagar esta jodita por generaciones, mucho después de que el señor presidente y su señora esposa vuelvan a su provincia natal a disfrutar de su fortuna y el ministro Lasaña se vaya a vivir a Europa con un puestito pago en euros.
Como le decía a Rubén por mail, me produce una enorme frustración y desazón ver que a pesar de haber probado esta vía infinidad de veces antes, y de habernos ido como nos fue, seguimos intentando los mismos disparates, las mismas locuras, la misma irracionalidad. Es como si nos empeñáramos en repetir una y otra vez las mismas viejas recetas perimidas, pero convencidos de que esta vez nos va a salir bien.
La gran pregunta que me hago es cómo sigue un país después de esto. Estoy convencido de que en algún momento vamos a intentar volver medianamente a la racionalidad, ¿cómo se hace un país normal como periodistas, especialistas, analistas, dirigentes y empresarios con este nivel de chupaculismo, que son capaces de comer cucharada tras cucharada de mierda y jurar que es dulce de leche?
Entonces, Luis ¿cómo sigue esto? ¿Querés opciones? Yo te doy...
ReplyDelete- Revolución Armada de los cuatro o cinco que ya se deiron cuenta de todo esto.
- Golpe de Estado Militar organizado por algún par de coroneles con algo de ganas de joder, acompañados por un batallón de soldados de esos que todavía no bajaron lso brazos.
- Golpe de Estado instucional organizado por los enemigos de Duhalde.. Primero habría que organizarlos y ponerlos de acuerdo en que hagan lo mismo... Pero me parece que va a tardar bastante.
- Educación, paciencia y democracia. Y si hay que seguri aprendiendo, seguiremos aprendiendo de nuestros errores hasta que la cosa salga bien. Un par de generaciones faltan apra eso, me parece.
- Resignación. No me gusta.
Bueno, te dejo algunas opciones como para que por lo menos desde algún lado emepcemos también a aportar respuestas.
Un abrazo, Guillermo.