Hoy me contó por Messenger un amigo y ex compañero de trabajo que se salvó de casualidad del desastre de la disco en Once. Fue al recital con unos amigos, y por suerte todos están bien, más allá de algunos raspones y golpes (su médico le dijo que no tiene secuelas de la exposición al humo tóxico). Me contó brevemente como casi se desmaya por el humo y que demoró unos 30 minutos en llegar a la puerta del local en el medio del caos.
Ya es un horror leer sobre esto, pero escuchar un relato en primera persona y de parte de alguien que uno aprecia, le pone un rostro humano mucho más impactante. Le pedí si me podía mandar algunas líneas para el blog, espero que tenga ganas.
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