Don Rubén BlogBis, de los BlogBis de Santa Fe, viene publicando unos comentarios muy interesantes sobre los orígenes de la Argentina como nación moderna. Creo que vale la pena leerlos, es una etapa histórica muy interesante de nuestro país.
Siempre me pregunté por qué Argentina cayó en la anarquía y en el caos a los pocos años de la independencia, como contraste a países como EEUU y Canadá. Si bien es cierto que los procesos de organización nacionales de estos dos países fueron distintos, nunca se llegó al extremo de la cuasi disolución. Hay una expresión en inglés que me parece muy ilustrativa, prevalecieron las "cooler heads", y la sangre no llegó al río. Se privilegió el "compromise" en lugar de matarse a sablazos y mosquetazos.
Como lector entusiasta del subgénero de la ciencia ficción de la “historia alternativa”, me encantaría especular sobre qué tipo de país tendríamos si el proceso de organización nacional se hubiera consolidado definitivamente en la segunda década del siglo XIX, con una constitución similar a la de 1853-60, sancionada por consenso a los pocos años del Congreso de Tucumán. Hubiéramos ganado por lo menos 50 años y ahorrado miles de muertos y recursos.
Nuestros enormes fracasos tienen mucho que ver con nuestra tradición extremista, de blancos y negros, donde es preferible resolver las cosas por imposición, por las malas, a lo macho, el que no está conmigo está en mi contra. El resultado: la balcanización. Como contraste, a pesar de las enormes diferencias entre los padres de la revolución de 1776 en EEUU, las cosas nunca llegaron a mayores y fue posible firmar a los pocos años, la constitución que todavía está en vigencia. Todo esto a pesar de que Washington disponía del poder militar y político para imponer su visión.
Hay que ver que en EEUU fueron tan estrictos respecto a la interpretación de su Constitución que hasta fueron a una Guerra Civil por ello. Acá en cambio no veían la hora de sortearla o mancillarla. Apenas Roca dejó la presidencia ya se vio claramente la poca intención de sus sucesores en regirse por una Charter. Lo que quedó hasta finales de los 40 fue solamente crecimiento económico y demográfico. La cultura que había acompañado al espíritu de nuestra constitución yacía en el olvido. Lamentablemente este problema es tan antiguo como actual.
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