Veo en Panafreedom este decálogo imprescindible para el análisis anti EEUU de la realidad nacional e internacional. Muy bueno realmente, había visto varias cosas así en ingles, pero es el primero en castellano. Lo copio en su totalidad, creo que es una contribución enorme al ser nacional argentino:
Decálogo para Analistas Anti – USA
Este decálogo es fruto de muchos años de experiencia. Espero que ayude a quienes dan sus primeros pasos en el noble, y a veces lucrativo, arte del anti-americanismo.
Primero: Todo lo que Estados Unidos (EU) hace está mal. Si algo parece estar bien, hay que escudriñar los motivos ocultos, que en el mejor de los casos son egoístas, pero casi siempre perversos. Si ante una acción de EU usted no es capaz de encontrar al menos tres o cuatro razones inconfesables para ella, usted no tiene futuro como analista.
Segundo: Todo lo que se haga en contra de EU está bien. Si alguna acción pareciera estar mal, no obstante es perfectamente justificable. Recuerde el polivalente argumento de las causas. Eso sí, utilícelo con sutileza. Por ejemplo, no caiga en sandeces como la de Haro Tecglen, de que los terroristas lo que buscan es comida. Si en alguna rara ocasión tiene que aceptar que una acción contra EU está mal, compárela con otra acción peor de parte de los EU. Así, la acción Anti- EU parecerá buena.
Tercero: Toda noticia que favorezca a EU es falsa, o por lo menos dudosa, y en cualquier caso no hay pruebas contundentes de su veracidad. Se exceptúan aquellas que hayan sido certificadas como verdaderas por el Tribunal Progresista Internacional.
Cuarto: Toda noticia que perjudique a EU es evidentemente verdadera, y no necesita pruebas. La lógica más elemental indica que lo evidente no puede demostrarse. Nunca caiga en la trampa de dar pruebas sobre una noticia anti-EU. Recuerde los sabios consejos del insuperable Goebbels.
Quinto: Estados Unidos no tiene amigos, sólo intereses. Los demás países renuncian gustosamente a sus intereses a favor de sus amigos y hermanos. Ahora no recuerdo ningún caso de esto último, pero los analistas decimos que esto es así, y nosotros sabemos mucho.
Sexto: Todos los presidentes de EU son malos. Los republicanos son los peores, ya que tienen una visión simplista del mundo, y para colmo están dispuestos a defender sus intereses a como dé lugar. Los demócratas son malos, pero menos. El presidente perfecto fue Jimmy Carter. Lástima que no logró su segundo periodo y no pudo terminar de arruinar a Estados Unidos. Nuestro objetivo es encontrar un segundo Carter y hacer que dure el tiempo necesario. Esto va a ser muy difícil, sobre todo por culpa de los malditos bloggers, que meten sus narices en todas partes.
Séptimo: Cualquier problema, en cualquier país del mundo, es atribuible, directa o indirectamente, a Estados Unidos. Las razones pueden ser variadas, contradictorias, y prácticamente ilimitadas. Unas veces son culpables por intervenir, y otras por no intervenir. A veces por ayudar al gobierno, y otras por no ayudarlo. En ocasiones por invertir en el país, y en otras por no invertir. A veces por ayudar a la oposición, y otras por no hacerlo. Este es uno de los capítulos en que mejor brilla un buen analista anti-EU.
Octavo: Los dictadores se dividen en dictadores de izquierda y de derecha. Los primeros son autócratas benevolentes que solo quieren el progreso de su país y de su gente. Cierto que cargan a sus espaldas algunos millones de muertos, pero de individuos reaccionarios, cuyo carácter plenamente humano no está claro, porque el Tribunal Progresista Internacional no se ha pronunciado al respecto. Los dictadores de derecha son gorilas opuestos al bienestar de las clases populares. Su existencia es culpa de Estados Unidos, porque los han creado o los han ayudado o no los han derrocado. Este tema de los dictadores da para mucho en manos de un buen analista anti-EU. Por ejemplo, todavía después de tantos años se pueden obtener buenos dividendos del caso Pinochet.
Noveno: Los estadounidenses son ignorantes, incultos, superficiales, banales, provincianos, y para colmo de males religiosos. Es difícil entender cómo este tipo de gente se ha convertido en la primera potencia económica, militar, científica, y cultural. En cuanto vea a Noam Chomsky o a Michael Moore se lo preguntaré.
Décimo: Nosotros no estamos en contra del pueblo de Estados Unidos, al que incluso admiramos. Estamos en contra de las políticas equivocadas de sus gobiernos. Solo hay una pregunta a la que todavía no hemos encontrado una respuesta satisfactoria: ¿Por qué este pueblo tan admirable siempre elige a gobernantes malos?
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