Leo en La Nación que una señora de apellido Vaca Narvaja (me suena, ¿de dónde me suena ese apellido?) con el mágicamente realista cargo de “subsecretaria de Defensa de la Competencia y Defensa del Consumidor”, asegura que la semana próxima bajan los precios de la carne y el pollo. Impresionante.
Al mismo tiempo se conocieron otros anuncios inminentes de esta señora de apellido tristemente célebre: todos los argentinos experimentarán un aumento de 5cm en el largo del pene; para compensar, todas las señoras y señoritas argentinas aumentarán dos talles de corpiño. Se espera también que a la brevedad se ocupen de la caspa, el mal aliento y el olor a pata.
Si esto no es conciencia social, la conciencia social, ¿dónde está?
Falta nomás un decreto ley para la impotencia, pero siempre tienen que dejar algo sin arreglar para seguir corrigiendo.
ReplyDeleteNótese que si bien definitivamente no existe la felicidad por decreto, si es más que posible su opuesto: sobran ejemplos de desgracia por decreto.