Parece que llegó el momento de definiciones y actuar sin tapujos ni pruritos para mantener la apariencia de legalidad. Como en las mejores épocas de las satrapías latinoamericanas, Chávez arremete con todo contra opositores de todo tipo.
Honestamente no entiendo la falta de reacción de la comunidad internacional ante estos atropellos. Seguramente si se tratara de un dictador de derecha, habría manifestaciones a diario en su contra, cadenas de mail juntando firmas y toda una movida para sacarlo a las patadas en el culo que se merece. Pero como es de los nuestros, un autócrata delirante, pero políticamente correcto, no pasa nada. Pobre, nadie es perfecto.
Me gustaría mucho ver al gobierno argentino, que tiene una larga tradición en violaciones a los derechos más elementales, encabezar la reacción en contra de todos estos atropellos en la región. Lejos de eso, Chávez es uno de los amigotes del actual presidente, para la delicia de toda la progresía argentina.
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