El comentario de James Neilson de la “la mejor negociación de la historia”:
Según el presidente Néstor Kirchner, fue gracias a su dureza patriótica que "por primera vez en la historia argentina un proceso de reestructuración de deuda ha culminado con una drástica disminución del endeudamiento del país". Traducido al criollo, esto quiere decir que a su juicio acaba de derrotar por nocaut a una horda miserable de capitalistas extranjeros de ideas anticuadas que no contaban con su astucia. ¿Fue así? Sólo si uno se niega a diferenciar entre el Estado, que es una cosa, y el país, que es otra muy distinta, porque entre los derrotados por la dupla conformada por Kirchner y Roberto Lavagna se encuentran millones de jubilados argentinos actuales y futuros, además de aquellos italianos, alemanes y japoneses que no entendieron que antes de la llegada del santacruceño el país estaba en manos de una gavilla de estafadores.
En cuanto a los grandes especuladores y los bancos, son tan duchos como cualquier político peronista en el arte de aprovechar las desgracias ajenas de suerte que en los más de tres años que transcurrieron entre la proclamación del default por el inolvidable Adolfo Rodríguez Saá y la salida declarada por Kirchner no les resultó demasiado difícil recuperar lo inicialmente perdido comprando a precio vil los papelitos de quienes no podían darse el lujo de esperar un día más. Como lamentaron los italianos, algunos bancos actuaron como "fondos buitres", lo que en su opinión los convirtió en cómplices del gobierno de Kirchner. En efecto, tan malo ha sido el impacto del manejo del default en Italia, que hasta hace poco fue el país más proargentino del mundo, que no sorprendería que sus legisladores aprobaran leyes destinadas a asegurar que cualquier intento de vender bonos argentinos sea considerado un delito.
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