Casi cinco años después de la destrucción de la convertibilidad y de la mayor transferencia de ingresos de la historia, seguimos añorando y hablando de los salarios de esa época.
Como me preguntaba hace unos meses, honestamente no se entiende para qué destruimos todos los contratos de la economía y el sistema financiero, llevamos la pobreza e indigencia a niveles nunca vistos y devaluamos 300% la moneda. Condenamos a la miseria y la marginalidad a generaciones de argentinos para que dos o tres muchachos de la UIA vuelvan a fabricar pasamagazines. Se sigue hablando del “crecimiento” de la producción industrial cundo en el mejor de los casos ese sector no llega ni al 20% del PBI del país. Somos unos vivos bárbaros.
La única explicación que se me ocurre es que fue porque si, porque somos así, amamos el fracaso, nos gusta muchísimo mas destruir que construir, tal vez porque es mucho más fácil.
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