No hay que ser un experto internacional para saber que los capitales no hacen beneficencia. Cuando alguien invierte es para ganar plata. Es lógico y tiene sentido económico que sea así, ya que las inversiones actuales son ganancias anteriores. Si no generar una renta, muy pronto nos quedaremos sin inversiones.
A mayor riesgo, mayor retorno de la inversión que se deben ofrecer a los capitales para que se establezcan.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que sin inversiones no hay crecimiento económico sostenido. En el caso de países como Argentina, esto quiere decir inversión extranjera, ya que la tasa de ahorro del país es demasiado baja para sustentar un fenómeno como este.
El actual gobierno no se cansa de anunciar que el nivel de inversión de la economía volvió a los niveles de la maldita década del 90, medidos en un porcentaje del PBI. Casualmente hoy La Nación anuncia con bombos y platillos que las inversiones chilenas en el país que son muy importantes.
Más allá de la exactitud de todos estos anuncios, como dice Enrique Szewach, hay un enorme grado de “creatividad” en el manejo de los datos que hace el Gran Ministro Lasaña. Una vez más, ante el jolgorio oficial de fantasía, es necesario salir a explicar lo que debería ser obvio aun para el más lego en la materia:
Los datos del 2004 indican que la relación Inversión /PBI está por debajo de lo expresado por Don Lavagna, más cerca de 19 que de 21. Pero aún aceptando sus números, la cuestión más complicada es que mientras en el 97/98 el porcentaje de la Inversión Bruta (con perdón de la palabra) que correspondía a equipo durable de producción alcanzaba casi al 50% de la inversión total (el resto es construcción), hoy la inversión en equipo durable cayó al 41% del total. El otro dato preocupante es que, dado que la mayor parte de los bienes de capital se importan, el 10% de un PBI de 300.000 millones de dólares eran 30.000 millones, mientras que el 8% de un PBI de 160.000 millones de dólares es de 12.800 millones de dólares. En otras palabras la inversión en bienes productivos cayó 2 puntos de PBI entre el 98 y el 2004 y se redujo, medida en dólares, unos 15.000 millones anuales por lo menos.
Es decir que la brecha a recuperar es, en realidad, mucho mayor de lo que reflejan las estadísticas oficiales en pesos.
Pero aún aceptando esos 3 puntos de Producto mencionados, la cosa no es nada fácil.
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