La otra noche te esperé bajo la lluvia…

Dos horas, mil horas, como un perro. Leo este post en lo de Tommy, lo mismo de siempre. Miles de personas hacen colas tremendas toda la noche para comprar entradas para un partido de fútbol, pero podría ser para un recital u otro evento deportivo.

Dos comentarios. Por un lado, la enorme ineficiencia que implica seguir manejando estas cosas de esta manera. Hace muchos años fui a ver un recital al teatro y compré las entradas por una de las compañías de venta electrónica. Por teléfono, sin moverme de casa, y al otro día las tenía en la mano. Soy conciente de que no es lo mismo un recital en un teatro que un partido en la cancha de River, sobre todo por el tamaño del público, pero ¿no sería posible implementar un sistema similar para manejar por lo menos un porcentaje importante de entradas?

¿Existe realmente algún motivo objetivo para que estos eventos se manejen así, para que en 2005 gran parte del público tenga que dormir bajo la lluvia para comprar una entrada? No lo creo. Creo que es parte del subdesarrollo del sector. El fútbol en Argentina se sigue manejando como cuando se jugaba de camisa y zapatos en las primeras décadas del siglo XX. El mismo amateurismo, la misma improvisación que la de un torneo de bochas de club de barrio del interior.

Por otro lado, no deja de sorprenderme ver la cantidad de gente que está dispuesta a pasar la noche a la intemperie, bajo la lluvia, haciendo una cola para comprar entradas para un partido de fútbol, para ver un recital, o para esperar la salida del cantante de moda del momento en la puerta de un hotel.

Me pregunto si esta misma gente haría este sacrificio por otros motivos, para buscar trabajo, por ejemplo. Espero estar equivocado, pero me parece que si tuvieran que pasar la noche haciendo una cola bajo la lluvia para aplicar a un puesto de trabajo, mucha de esta misma gente hablaría de “capitalismo salvaje”, de “explotación”, de “horror económico”.

Como decía mi abuelo, sarna con gusto no pica. Y calavera no chilla.