El viejo modelo de sustitución de importaciones que se reeditó en el país a partir del golpe a De la Rúa de fines de 2001 y de la megadevaluación de enero de 2002 se basa en un tipo de cambio artificialmente alto. Dicho en otras palabras, el sustento de todo esto es mantener a los argentinos artificialmente pobres. La diferencia es transferida de los consumidores a los productores de bienes que antes se importaban.
Ya el año pasado algunos estudios hablaban de que con las subas de precios y aumentos de salarios por decreto el tipo de cambio real era de alrededor de 1,40 pesos por dólar, y que con ese tipo de cambio se estaba agotando la rentabilidad de los sectores beneficiados por la sustitución de importaciones.
Ya se hablaba de las presiones que estaba sufriendo el gobierno para una mejora en el tipo de cambio, o por lo menos mantener la paridad en los tres pesos. Me imagino que en la actualidad, con las subas adicionales de salarios y precios, ya licuación de todos beneficios espurios debe ser aun mayor.
A pesar de seguir emitiendo a lo pavote para compras masivas y crecientes de dólares, y ahora parece que controles al ingreso de capitales, no logran sostener el tipo de cambio. En lo personal creo que si no fuera por la disyuntiva de siempre de mayor inflación, hace rato que habrían devaluado de nuevo. Cada vez que se puso en práctica este esquema, siempre terminó igual. Pero esta vez nos sale bien gracias a la genialidad del ministro Lasaña y su dream team económico.
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