Hace unos días veía en el noticiero que un jurado en los EEUU le otorgó 253 millones de dólares (y ninguna flor), una suma record absoluto, a una persona por la muerte de un paciente. La que tiene que gatillar es una compañía farmacéutica de primera línea.
Desde ya que no soy un experto en temas legales, ni abogado, ni nada, pero como lego en la materia me parece un disparate total. Comprendo que una vida humana no tiene precio, pero de ahí a otorgar una suma como esa hay un largo trecho.
La sensación que me queda es que se trata de un caso más de activismo judicial. Más que resarcir a la esposa de la víctima, la intención sería castigar a la compañía farmacéutica. Por supuesto, los que se van a tener que poner en última instancia van a ser los consumidores y pacientes de EEUU y eventualmente del resto del mundo.
Me hace acordar mucho a la “patria judicial” de Argentina, con los juicios a Ferrocarriles Argentinos y demás, en las gloriosas épocas del estatismo galopante nacional.
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