Cada dos o tres días es posible leer en los diarios lo bien que van las cosas en Argentina. Hace poco nos enterábamos que aumentó el consumo de electrodomésticos, que ya se encuentra a los mismos niveles de la convertibilidad. Hay listas de espera para comprar televisores de plasma de 25.000 pesos (unos 8.000 dólares). La economía sigue creciendo, el dólar baja, el superávit es record, el mundo nos mira con admiración y somos los líderes de la región, compartiendo el podio con Chávez y Castro.
Hace unos días se anunció que cayó la pobreza y la indigencia, aumenta el empleo formal, aumentan los aportes a las AFJPs y se blanquea la economía. Según Rosendo Fraga, parece que no es tan así la cosa, pero bueno, para mi es de mala onda nomás.
Más allá de los comentarios obvios que se merece todo lo anterior, es muy clara la necesidad imperiosa que tenemos como sociedad de que esta vez todo esto funcione. Este tipo de políticas fracasaron cada vez que se intentaron en Argentina y en el resto del mundo. Los resultados fueron sistemáticamente los mismos en cada oportunidad que se puso en práctica el experimento dirigista de la sustitución de importaciones. Creo que no hace falta mencionar los peligros del populismo.
Me gustaría entender qué mecanismos mentales hacen que toda una sociedad se empeñe en poner sus esperanzas en los fracasos del pasado, en un sistema que se basa en graves inconsistencias elementales. ¿Honestamente pensamos que el camino al desarrollo pasa por Cuba o la Venezuela de Chávez? ¿Creemos que es posible tener el nivel de vida de España o Italia con el ingreso per cápita de Paraguay? ¿Alguien conoce algún país medianamente desarrollado con 3.500 dólares per cápita? ¿Alguien puede sostener con un mínimo de seriedad que menos es mejor que más, que cuanto más pobre es un país, más rico es?
No se cómo se vuelve de todo esto. Pero creo que debemos meternos de lleno en este tema cuanto antes. Como sociedad, deberíamos ya mismo estar de lleno discutiendo el “post kirchenismo”, el día después del interminable rosario de lugares comunes tercermundistas en el que navegamos hace por lo menos 5 años.
Como comentaba la vez pasada, las cosas suelen cambiar muy rápidamente en Argentina. Los héroes de hoy son los villanos de mañana o, para usar la terminología de Antonio Gasalla, es posible pasar de ídolo a forro en menos de lo que canta un gallo. Suele estar todo fantástico hasta que deja de estarlo, muchas veces en cuestión de semanas o días. Espero que esta vez el “cambio de ánimo” nos encuentre con un mínimo de preparación, con algún esbozo de “plan B”.
Ja! Hay una frase de Lune de Avellaneda que define perfectamente la situacion argentina.
ReplyDelete"Menos tenemos, menos queremos". En un pais tartamudo que se la pasa siempre saltando a los extremos no es rato que la historia se repita.
Lo que si me resulta muy increible, es que cuando se repite... todos se sorprenden!!.
Ya casi ni reclamo capitalismo, ni socialismo, ni comunismo, ni solamente pido que seamos algo! (Que se yo!, capaz que es un pais "peronista" y eso solo vimos y lo repetimos nosotros)