Sep 9, 2005

El Final

No se si será tan así como sostiene este autor, pero me temo que hay posibilidades concretas de un escenario de estas características. Honestamente espero estar equivocado. Si no lo estoy, por lo menos espero que el final sea sin efectos especiales incluidos:

El gobierno de Kirchner si bien tuvo un origen pseudo legítimo, algunos analistas sostienen que fue francamente inconstitucional. Tuvo una legitimidad de origen realmente escasa, solamente el 22% de los votos positivos. Y sabemos que solamente el 7% eran votos kirchneristas. El 15% restante fue proporcionado por el creador de esta criatura kafkiana, su ex mecenas y protector.

Esta obra de ingeniería política fue realizada por su antecesor, el “mafioso narcotraficante” Eduardo Duhalde, al decir de la esposa del presidente y uno de sus más característicos seguidores, el piquetero D’Elía, a espaldas de la ciudadanía, en el límite que separa lo legal de lo ilegal y de los principios de nuestra Carta Magna.

Este estrafalario y contradictorio personaje subió al poder después del descarte de otros candidatos que no aceptaron este “modus operandi” o simplemente fueron descartados por el entonces hombre fuerte del país.

Resumiendo, el gobierno nació con pies de barro. Su base o cimiento es casi inexistente. No había propuestas, ideas ni programa alguno.
Era como transplantar a un ciudadano maorí, sorpresivamente a la Argentina, para que se haga cargo del gobierno. Para colmo un gobierno con graves dificultades de toda índole.

Este gobierno sin ningún tipo de valores propios, ni sustento alguno más que el apoyo de “Don Corleone,” (1) está integrado por desertores de este “grupo mafioso” o del nefasto gobierno del Dr. Menem (1) y algunos improvisados personajes de la provincia de Santa Cruz.

Estos últimos pensaron que administrar y gobernar un país como la Argentina tiene alguna similitud con la administración de una “estancia sureña”, (2) causa por la cual adolecen de idoneidad para su función o tarea.

Concretamente el gobierno está integrado por mercenarios que se vendieron al mejor postor. Proveniente de los principales partidos políticos, estos travestis y transformistas políticos, dejaron sus principios, sus antiguos ideales, su lealtad personal y partidaria, su autoestima de lado, para encolumnarse detrás del sol que circunstancialmente alumbraba más.

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