Parece que se agota el realismo mágico en Argentina, donde hasta hace poco era posible alternativamente el crecimiento económico sin inversiones, el desarrollo sin crecimiento económico, o pensar que alguien iba a invertir sin obtener ganancia ni seguridad sobre el capital. Cada día es más claro que no hay forma de escapar a la más elemental lógica económica, tal como se venía diciendo desde la devaluación y pesificación.
No sólo no llegan inversiones nuevas, sino que se van las grandes empresas internacionales que invirtieron miles de millones de dólares en los 90. Hoy Ámbito, el abanderado de los chupamedias gubernamentales, ya habla en titulares de "Angustia del gobierno por falta de inversiones”.
En los últimos dos días escuché declaraciones de dos empresarios de primer nivel que parece que se animan a decir que no hay clima para inversiones en el país.
Como ya sucedió innumerables veces en nuestra historia reciente, nos estamos comiendo el capital de lo que se invirtió en los 90. Cuando se termine, volveremos a una situación similar a la de fines de los 80. Paradójicamente, estamos recreando aceleradamente las condiciones que hicieron posible las políticas de los odiados 90.
muy buen artículo... gracias Luis!
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