Leo en el blog de Johan Norberg que el vice primer ministro de Suecia se olvidó de cortar el teléfono después de una entrevista en la que destacaba el excelente rol de la policía de ese país y se lo escuchó decir que en realidad no servía para nada y eran unos inútiles.
¿El motivo del enojo privado de este personaje? El crecimiento del juego clandestino en ese país. Parece que el estado sueco se financia, entre otras cosas, con el monopolio estatal de los juegos de azar.
¡Qué grande! Estamos más cerca de Suecia de los que muchos se imaginan.
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