Con mi plata, no

La izquierda, siempre tan elegante, tan sofisticada, tan intelectual. Siempre a la vanguardia de la defensa de los pobres y ausentes, de los más débiles, de las minorías, de los desposeídos del mundo. Siempre los primeros en la denuncia antiimperialista, anticapitalista, anti_ (completar con lo que esté de moda en el momento).

Pero, como de costumbre, se trata del viejo principio de “hagan lo que digo, no lo que hago”. Leo en Barcepundit que Noam Chomsky, nada más ni nada menos que uno de los pilares intelectuales de la izquierda recalcitrante de EEUU, junto a personajes de la talla (o debería decir, cintura) de Michael Moore, es un pequeño burgués como cualquier otro. Horror de los horrores.

Parece ser que el ilustre lingüista es de un alma extremadamente generosa y muy progresista cuando se trata de la plata de los demás. Pero hete aquí que cuando se trata de la platita de Don Chomsky, toda su ideología se escurre como una humeante pila de excremento cuando tiramos la cadena.