Estoy convencido de que el sistema de jurados populares es el camino a seguir, sobre todo para países como Argentina, donde el sistema judicial tiene serios problemas de corrupción y dependencia del poder político de turno.
La Constitución de 1853 – 60 establece este sistema para el país, en base a la experiencia de países como EEUU, pero nunca se puso en practica. Sólo recientemente se vieron algunas reformas en este sentido, en provincias como Córdoba.
Pero resulta que en los EEUU hay una creciente preocupación por los resultados de este sistema. Parece que no todo es un lecho de rosas. Creo que en muchos casos está relacionado con la difusión de cierta mitología de izquierda como interpretación de la realidad.
creo q, los jurados populares no estan preparado para jusjar con una pena maxima estuve en el juicio de nahuel rosas y lo q, presento la defensa del claudio vega no era esa pena encambio la madre es la mas sospechada aca si no uvo precion de los jueces o no se de donde x votacion unanime ditan semejante condena creo los jurados no estubieron en ese juicio, me de verguensa no esite la justicia, una lastima par ese muchacho y su familia.
ReplyDeleteCarlos, el sistema de juicios por jurados no es perfecto. En EEUU, un país donde se aplica el sistema desde siempre, hay mucha gente que se queja. Pero creo que representa un avance claro frente a un sistema como el argentino, especialmente en países como Argentina, donde la justicia padece todo tipo de sospechas.
ReplyDeletePor supuesto que el juicio por jurados tiene grandes riesgos y defectos.
ReplyDeletePero el sistema actual ha demostrado ser claramente elitista y por completo alejado de la realidad. Ha llegado a una corrupción (no económica, corrupción propiamente dicha) difícil de imaginar. Los jueces penales no creen en el sistema que administran y brota con fuerza teoría tras teoría que justifica la violencia por parte de los pobres. Parafraseando al Gran Conductor, la fuerza es el derecho de las bestias.
La única forma de quebrar este sistema podrido es la implementación de los jurados populares.
Sólo basta leer las condenas ínfimas por delitos horribles y, peor aún, los considerandos de los jueces.
Ni que hablar de la duración ridícula de los procesos, que ya escapa al surrealismo.