Isidro Argenpundit y Rubén BlogBis se vienen ocupando del voto en blanco. Por supuesto, desde mucho antes que el tema fuera descubierto por la “prensa profesional”. Hoy leo en La Nación que aparentemente casi el 40% del padrón no votó a ningún candidato en todo el país, y que esa cifra sería similar a la que se registró durante la crisis de 2001.
La verdad es que no se si es tan así. Esta cifra surge de sumar los votos en blanco, anulados y el porcentaje del padrón que no emitió el voto. Si bien puede tener cierto peso “moral”, hasta donde se, para el sistema electoral argentino, este porcentaje no cuenta. Insisto en que no votar, votar en blanco o anular el voto en Argentina en los hechos resulta de efecto neutro, pero beneficia al status quo.
Lo concreto es que en las últimas elecciones de la Argentina post golpe de 2001, aproximadamente el 80% del menú electoral corresponde a alguna variante de la izquierda clásica latinoamericana, también conocida como “bananera”: el clientelismo populista y demagógico versión Kirchner o peronista, o alguna de sus variantes locales, la izquierda mística de Carrió, o directamente la versión delirante de personajes como Zamora, el “desarrollismo” prebendario de Macri, el pseudo peronismo de los resabios del Partido Radical. Esta oferta electoral fue acompañada por el voto. Hasta donde puedo ver, entre el 80 y el 90% de los votos fueron para alguna de estas variantes de exactamente lo mismo.
Honestamente no se si podemos decir que el casi 40% del padrón que no votó a ningún candidato corresponde a una supuesta centroderecha que no encontró candidatos para votar. Me encantaría que ese sea el caso. Sería cuestión de encontrar a alguien que pueda hacer cuajar todos esos votos en una sola persona.
Me temo que no es así. La Argentina va a seguir viviendo de lo que se invirtió durante los 90 hasta que la cosa no de para más. Una vez que ya no quede absolutamente nada para repartir o saquear, volveremos por necesidad a un cierto grado de realismo. Una vez más, será necesario salir a buscar inversores, moderar las críticas al mercado y portarnos mejor para ver si ligamos algo y por lo menos volvemos a tener luz.
El gran problema es que cada vez caemos más bajo y las recuperaciones nunca nos llevan a nivel anterior.
Siempre digo que los países que lograr salir del círculo vicioso del estancamiento y la pobreza son aquellos que lograron un consenso mínimo sobre el rumbo a seguir. Argentina parece también haber logrado un consenso sobre el rumbo, pero es exactamente el opuesto al que lleva al desarrollo.
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