Principio de Arquímedes

(Enviado por Pablo)

Desde el miércoles vengo amagando con la idea de subir o no un post sobre el maratónico debate en Diputados –en España, mi querido lector, porque aquí en Argentina, el Congreso ha muerto de soledad e indiferencia- de más de 10 horas, para tratar el pase a trámite de la reforma del Estatuto de Cataluña.

El partido oficial (PSOE), con el apoyo de todos los nacionalistas, ganó la votación. El partido opositor (PP) con su algo más del 40% de diputados, votó en contra. Es decir, que la propuesta de reforma fue aceptada para, ahora sí, ver que es lo que queda, se modifica o se anula. Para aquellos que les interesa el tema, pueden navegar un poco y recopilar información en los distintos medios.

Como resumen, puedo decir, que todos los periódicos, a excepción del oficialista El País, destacaron la pieza oratoria de Mariano Rajoy. La verdad es que hacía tiempo no leía un discurso tan bien estructurado e inteligente. Puede uno estar de acuerdo con él o no, pero nadie puede dejar de admirar su pluma y estilo. Si tienen ganas y tiempo pueden verlo aquí.

Rubén escribió hace un tiempo un post titulado el efecto doppler y la política pues bien, he encontrado otro principio físico que también puede tener cabida en la política, o al menos en algunos dirigentes.

En Ferlog leí un comentario sobre el debate (también interesante) pero rescaté esta frase:
”En una especie de Nuevo Principio de Arquímedes, diríamos que Zapatero sumergido en un ambiente político desplaza un volumen de inteligencia igual al que él ocupa“.

Podríamos, en nuestro caso, reemplazar a Bambi y poner el nombre de algunos conocidos personajes autóctonos, pero el principio sigue siendo el mismo. Lo que confirma su carácter de principio universal.

Tal vez nuestro querido ZP no lo logre entender, como no comprende algo tan simple como esto, dicho por su archienemigo Aznar:

"No es mejor estar entre Castro y Chávez que entre Bush y Blair. En consecuencia: España es más débil. Si nuestro país no fuera más débil, ni tendríamos las tensiones separatistas que tenemos ahora, ni seguiríamos teniendo problemas de terrorismo".

"El mejor modo de ayudar a la política latinoamericana es tener capacidad de influencia en los Estados Unidos". "Eso lo sabe cualquiera que esté enterado de política internacional y tenga un poco de sentido común, lo que pasa es que eso a veces no está al alcance de todo el mundo".