Carlos Alberto Montaner sobre Evo Lucionado Morales y la muy marcada tendencia del subcontinente por vivir de disparate en disparate:
Las creencias de Morales son muy apreciadas en esa convulsa porción del planeta: estatismo, dirigismo, colectivismo, rechazo al mercado y a la apertura comercial, proteccionismo, nacionalismo y antiamericanismo. Estamos, pues, ante otra aventura revolucionaria de las muchas que ha vivido ese atribulado continente a lo largo del último siglo, desde que en 1910 los mexicanos se enfrascaron en una sangrienta guerra civil que no terminó hasta casi dos décadas más tarde. El único matiz que Morales aporta es un enérgico compromiso racial con quechuas, aymaras y guaraníes, acaso la mayoría del censo nacional, así como su defensa del cultivo de la hoja de coca para consumo nacional.
Naturalmente, el señor Morales fracasará, exactamente de la misma manera que fracasaron o fracasan Perón, Velasco Alvarado, los sandinistas, Chávez, Castro y el resto de la infatigable patulea revolucionaria, a izquierda y derecha del espectro ideológico. Los revolucionarios siempre terminan en el mayor desastre porque el presupuesto político del que parten está equivocado. Si algo se pudo aprender y confirmar innumerables veces a lo largo del siglo XX es que el desarrollo, la prosperidad general y la armonía social son la consecuencia de la seguridad jurídica, las inversiones y la colaboración internacional, el mercado, la libertad para producir o consumir y la educación.
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