Jan 23, 2006

El umbral de la sensatez

Seguimos con Chile. Carlos Alberto Montaner sobre un tema que es clave. Por qué algunos países logran superar las serias barreras culturales que los mantienen pobres y atrasados:

A estas alturas, claro, la noticia no es quién obtuvo la presidencia, sino que en el terreno electoral Chile exhibe un comportamiento de nación desarrollada y predecible, dato que nos permite hacer la siguiente observación: esa sociedad, felizmente, ya pasó el umbral de la sensatez. Es la excepción en América Latina. Está a prueba de locos y de desbarajustes. No caben los Hugo Chávez ni los Evo Morales. No puede salir de la nada un racista como el peruano Ollanta Humala, que súbitamente pone en peligro la estabilidad general del país con proposiciones cuarteleras sacadas del corporativismo fascista. La izquierda que gobierna en Chile es la de Tony Blair o la de Felipe González. Una izquierda que, en lugar de estatizar los bienes de producción, estimula la empresa privada y dicta medidas para facilitar el funcionamiento del mercado. Una izquierda que firma tratados de apertura comercial con Estados Unidos, con el MERCOSUR, con la Unión Europea y con Corea del Sur, porque aprendió que la prosperidad creciente de los chilenos depende, en gran medida, de esos intensos intercambios. Una izquierda, en suma, que gobierna honradamente con las ideas de la derecha, lo que explica por qué es tan difícil derrotarla.

¿En qué consiste, y cuándo y cómo se alcanza ese ansiado ''umbral de la sensatez''? En esencia, el umbral de la sensatez es ese punto de la historia en el que un porcentaje decisivo de la clase dirigente coincide en el diagnóstico sobre los males que aquejan a la sociedad y en las medidas que deben tomarse para conjurarlos. En España, por ejemplo, se alcanzó cuando la derecha y la izquierda, a fines de la década de los setenta del siglo pasado, tras la muerte de Francisco Franco, se pusieron de acuerdo en respetar las exitosas normas económicas básicas del modelo capitalista ensayado por el dictador a partir de las reformas de 1959, sumándole la democracia como método para formar gobierno y tomar las decisiones colectivas. En Chile ocurrió algo parecido a principios de los noventa, durante el gobierno de Patricio Aylwin, el primero de la democracia, cuando los democristianos tuvieron el buen juicio de no renunciar a los aciertos de la política económica de la dictadura de Pinochet, pero agregándole el componente de la democracia liberal. Es por eso que la Concertación repite por cuarta vez su triunfo electoral: la sociedad chilena ve en Michelle Bachelet a una persona seria, moderada y confiable que no va a poner en peligro la conquistada prosperidad relativa de los chilenos con experimentos extravagantes.

1 comment:

  1. Me pone muy contento que los chilenos hayan alcanzado este grado de madurez.
    Quiere decir que hay esperanza!
    Isidro Beccar Varela

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