No sólo es un engaño la expresión de incrementos en valores nominales. Aun la utilización de magnitudes supuestamente "reales" mediante algún índice deflactor que no refleje en su totalidad la enorme devaluación, puede conducir a incrementos estadísticos que no tienen nada que ver con la realidad. Supongamos una economía que, para simplificar, se divide en dos sectores: bienes transables y bienes no transables. Los transables son los bienes exportables o que sustituyen importaciones; los no transables son aquellos cuyos precios no se ven afectados por el mercado internacional, y en gran medida dependen de los costos y la demanda interna, reducida en dólares después de la devaluación. La devaluación del peso implica una redistribución de precios e ingresos a favor de los transables y en contra de los no transables (casi todos los servicios, es decir los ingresos de la mayoría de la población). Supongamos, en un ejercicio de hipersimplificación, que antes de la devaluación el sector "A" (transables) contribuye al producto bruto con 50 unidades, y el sector "B" (no transables) con otras 50 unidades (no es la realidad, pero sirva como ejemplo). Después de la devaluación, se produce una inflación despareja: el índice de precios mayoristas, que refleja más adecuadamente la evolución del dólar y la inflación de los transables, se incrementa un 150%, y el de precios al consumidor (que por ser un promedio ponderado de variaciones de precios de bienes y servicios, se incrementa menos (un 50%). Continuando con las hipótesis, después de la devaluación, hay un incremento físico del producto de "A", de 20%, con lo que el producto agregado nominal del sector "A" asciende a 150 (50x2,5x1,2); y ningún incremento en el producto del sector "B" (mayoritariamente servicios), que además, tiene una menor alza en sus precios (apenas el 50%). Luego de la devaluación, el producto nominal de "B" es de 75 (50x1x1,5). Si ahora deflactamos el nuevo producto bruto nominal post-inflación de 225 (150 de "A" + 75 de "B") por el índice de precios al consumidor (1,5), el producto bruto aparece incrementado, en términos "reales", un 50% (225/1,5 =150, que es un 50% mayor que 100). En cambio, si dividimos los 225 nominales en el índice de precios al por mayor (2,5), el producto bruto "real" es 90 (225/2,5=90), un 10% inferior al de antes de la devaluación. No es que asegure que ese sesgo presentan las estadísticas del gobierno, (ignoro qué índice utilizan para deflactar el PBI nominal, y no lo he conseguido averiguar en el sitio web del INDEC), pero conceptualmente el problema de los números índices existe: mientras más bajo sea el índice utilizado como deflactor, más artificialmente alto aparecerá el producto bruto interno.
No sólo es un engaño la expresión de incrementos en valores nominales. Aun la utilización de magnitudes supuestamente "reales" mediante algún índice deflactor que no refleje en su totalidad la enorme devaluación, puede conducir a incrementos estadísticos que no tienen nada que ver con la realidad.
ReplyDeleteSupongamos una economía que, para simplificar, se divide en dos sectores: bienes transables y bienes no transables. Los transables son los bienes exportables o que sustituyen importaciones; los no transables son aquellos cuyos precios no se ven afectados por el mercado internacional, y en gran medida dependen de los costos y la demanda interna, reducida en dólares después de la devaluación. La devaluación del peso implica una redistribución de precios e ingresos a favor de los transables y en contra de los no transables (casi todos los servicios, es decir los ingresos de la mayoría de la población).
Supongamos, en un ejercicio de hipersimplificación, que antes de la devaluación el sector "A" (transables) contribuye al producto bruto con 50 unidades, y el sector "B" (no transables) con otras 50 unidades (no es la realidad, pero sirva como ejemplo). Después de la devaluación, se produce una inflación despareja: el índice de precios mayoristas, que refleja más adecuadamente la evolución del dólar y la inflación de los transables, se incrementa un 150%, y el de precios al consumidor (que por ser un promedio ponderado de variaciones de precios de bienes y servicios, se incrementa menos (un 50%).
Continuando con las hipótesis, después de la devaluación, hay un incremento físico del producto de "A", de 20%, con lo que el producto agregado nominal del sector "A" asciende a 150 (50x2,5x1,2); y ningún incremento en el producto del sector "B" (mayoritariamente servicios), que además, tiene una menor alza en sus precios (apenas el 50%). Luego de la devaluación, el producto nominal de "B" es de 75 (50x1x1,5).
Si ahora deflactamos el nuevo producto bruto nominal post-inflación de 225 (150 de "A" + 75 de "B") por el índice de precios al consumidor (1,5), el producto bruto aparece incrementado, en términos "reales", un 50% (225/1,5 =150, que es un 50% mayor que 100). En cambio, si dividimos los 225 nominales en el índice de precios al por mayor (2,5), el producto bruto "real" es 90 (225/2,5=90), un 10% inferior al de antes de la devaluación.
No es que asegure que ese sesgo presentan las estadísticas del gobierno, (ignoro qué índice utilizan para deflactar el PBI nominal, y no lo he conseguido averiguar en el sitio web del INDEC), pero conceptualmente el problema de los números índices existe: mientras más bajo sea el índice utilizado como deflactor, más artificialmente alto aparecerá el producto bruto interno.