Crecimiento Cero

Como sostener que menos es mejor que más es una imposibilidad lógica, mucha gente en la Argentina Nacional, Popular y Progresista se dedica a inventar explicaciones alternativas de por qué debemos considerar un éxito fenomenal a algo que constituye el mayor fracaso de nuestra historia moderna.

Es así que tenemos a los “especialistas” que sostienen que 3500 dólares de la Argentina productivista equivalen a 8500 de la década del 90, o que el modelito de sustitución de importaciones sostenido con retenciones a las exportaciones de productos primarios de origen agropecuario es todo un logro argentino, un verdadero aporte nacional a la ciencia económica internacional, nunca antes ensayado ni en el país ni en el mundo, y que esta vez la pegamos. Lo único que cabría preguntarnos es el por qué de la voluntad suicida del resto de los países del mundo que prefieren seguir fracasando en lugar de darnos la razón de una vez por todas y poner en práctica las políticas que tantos éxitos nos han brindado.

Carlos Mira nos explica un poco más sobre los logros del actual gobierno. Seguramente se trata de un cipayo más, vendepatria nostálgico menemista sin conciencia social:

La improvisación, el amateurismo, la cobardía y el “Dios proveerá” centralizan el análisis doméstico a lo que pasó y a lo que pasará en el breve tiempo del cortísimo plazo.

Nadie advierte tampoco –o no lo quiere advertir-. el origen del mentado crecimiento. La artificialidad de una demanda empujada a fuerza de inflación pura, el cierre de fronteras que nos lleva a intercambiarnos, obligatoriamente, espejitos de colores entre nosotros mismos, el rebote de uso de una capacidad ociosa instalada durante la convertibilidad y que quedó grande durante el colapso, el funcionamiento de actividades que solo pueden competir rodeadas de salvaguardias pero que someten al consumidor a la baja calidad y el alto precio, son, todos ellos, aspectos que no entran en el análisis argentino del “crecimiento”.