Más de las plantas de celulosa. Malú Kikuchi espera que se trate de malos entendidos. En lo personal, me temo que estamos ante un ejemplo más de mala fe.
Opinión del vecino del otro lado: en una economía tan chiquita como la del Uruguay, la inversión prevista por estas plantas de celulosa es comparativamente gigantesca. Ese monto de dinero, y la actividad industrial que genere, puede cambiarle la fisonomía económica a Uruguay. La Argentina, por su parte, parece empeñada a jugar su rol del perro del hortelano: no come ni deja comer. Si las plantas no se instalan en Argentina, pues que se espere Uruguay. Me recuerda cuando se le cortó el suministro de gas a Chile, reduciéndose luego dicho suministro a una ridícula fracción del original pactado. Entonces Argentina no respetó sus contratos con el vecino occidental, y ahora acusa (faz de madera) al vecino oriental de no respetar o el trato o la palabra empeñada. Sería una pena para Uruguay que fracasara lo de sus plantas, y puede ocurrir si los españoles y finlandeses se arrepienten dado el clima generado en Argentina. Pero podría ser una tragedia para las relaciones argentinas con su vecino (¿cabrá decir "hermano"?) del Plata. Cada vez que la economía uruguaya sufra alto desempleo o situaciones desfavorables similares, se van a acordar de las plantas de celulosa que no fueron y van a saber que al otro lado del río no tenían a un hermana, sino a un hermanastra que por envidia les dejó sin lo que ella misma no pudo o no supo obtener.
para peor, mirá esto (de un diario uruguayo)
ReplyDeleteEl gobierno teme que el impacto del bloqueo "frene" a la economía
los uruguayos nos deben estar puteando hasta en arameo...
Te digo en serio que, más allá del hecho concreto, es sinceramente incomprensible el desmanejo...
ReplyDeleteQue grande Caaarlos. Me pregunto que habría hecho el si fuera presidente.
ReplyDeleteY me pregunto que habría hecho Fernando. Siesta?
Opinión del vecino del otro lado: en una economía tan chiquita como la del Uruguay, la inversión prevista por estas plantas de celulosa es comparativamente gigantesca. Ese monto de dinero, y la actividad industrial que genere, puede cambiarle la fisonomía económica a Uruguay. La Argentina, por su parte, parece empeñada a jugar su rol del perro del hortelano: no come ni deja comer. Si las plantas no se instalan en Argentina, pues que se espere Uruguay. Me recuerda cuando se le cortó el suministro de gas a Chile, reduciéndose luego dicho suministro a una ridícula fracción del original pactado. Entonces Argentina no respetó sus contratos con el vecino occidental, y ahora acusa (faz de madera) al vecino oriental de no respetar o el trato o la palabra empeñada. Sería una pena para Uruguay que fracasara lo de sus plantas, y puede ocurrir si los españoles y finlandeses se arrepienten dado el clima generado en Argentina. Pero podría ser una tragedia para las relaciones argentinas con su vecino (¿cabrá decir "hermano"?) del Plata. Cada vez que la economía uruguaya sufra alto desempleo o situaciones desfavorables similares, se van a acordar de las plantas de celulosa que no fueron y van a saber que al otro lado del río no tenían a un hermana, sino a un hermanastra que por envidia les dejó sin lo que ella misma no pudo o no supo obtener.
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