Feb 16, 2006

Grandes Misterios

Hay un tema recurrente que me llama mucho la atención, perdón que siempre insista con lo mismo. Cómo es posible que en la Argentina menos sea mejor que más. Es una imposibilidad lógica. Sin embargo, lo vemos a diario en Argentolandia.

Hace unos días volvió un amigo de un viaje de varias semanas a Buenos Aires. Me prometió escribir algo sobre sus impresiones para el blog. Espero que lo haga pronto. En principio me dijo que encontró la ciudad mejor de lo que se esperaba, lo que no es mucho decir ya que no esperaba demasiado. La situación se estabilizó desde el piso de 2002. Se estabilizó a un nivel muy bajo, pero se trata de estabilidad al fin.

Me cuenta que vio a mucha gente muy entusiasmada con lo que está pasando, aunque sostiene que es mucha menos que antes. La dura realidad se está encargando de esmerilar a diario el sueño de la patria progresista, donde hacer las cosas mal no sólo no está mal, sino que está bien.

¿Por qué es posible todavía ver tanto apoyo a lo que a todas luces es un fracaso monumental? Creo que hay por lo menos cuatro casos:

1) En primer lugar, creo que desde el golpe de fines de 2001 y la devaluación de enero de 2002 hay gente que está ganando muchísima plata. Se trata de grupos que no se imaginaron jamás que iban a volver a tener la oportunidad de volver a juntarla con pala de esta manera, con coto de caza privado, los ciervos atados a un poste y ellos tirando con H&K G36. Me refiero, entre otros, a los muchachos de la UIA y demás sectores de sustituidores de importaciones para los que de pronto volvió a ser negocio desempolvar la maquina de hacer tornillos de fines de los 70 que tenían arrumbada en el galpón de la quinta. Para este notable grupo de patriotas, este modelito es el equivalente al “sueño del pibe”, lo que pidieron siempre: el saqueo legalizado.

2) Hay otro grupo de personas que consiguieron trabajo después de muchos años. Se trata de trabajos de bajísima productividad y, por consiguiente, salarios muy bajos, pero trabajo al fin. También dentro de este grupo podemos incluir a las personas que mantuvieron sus trabajos y recibieron aumentos de salario nominales en los últimos años. Si bien es cierto sus ingresos en dólares siguen siendo mucho menores a los de antes de la devaluación, por lo menos pasaron de ganar un tercio a ganar la mitad de lo que ganaban antes. Mucha gente encuentra aceptable perder poder adquisitivo, pero mantener o aumentar la cantidad de papelitos de colores en el bolsillo.

3) Hay muchas personas que son mucho más pobres que antes en términos absolutos, pero que recuperaron parcialmente viejas glorias clasistas en términos relativos. Para muchísima gente de la Gran Clase Media Nacional, Popular y Progresista Argentina es preferible perder dos tercios de los ingresos en dólares, siempre y cuando los ingresos de los que están más abajo caigan mucho más. Yo habré pasado a ganar 300 después de ganar 1000, pero el negro sucio del portero (o sustituir por un gentilicio y otro adjetivo) la pasa mucho peor. Por fin la negrada vuelve a su lugar. Dónde se ha visto que esta gente tenga acceso al consumo.

4) Por último, tenemos el caso más llamativo de todos. Hay mucha gente a la que le va mucho peor que antes, pero sin embargo están contentos. O dicen estarlo. Se trata de una mezcla lamentable de odio, rencor, resentimiento y revanchismo y reivindicación ideológica. La podrán estar pasando muy mal, pero no importa, con tal de que los “noventistas, las privatizadas y todos los que sacaron créditos hipotecarios” (o sustituir por cualquier otro grupo supuestamente beneficiado en la década del 90) fracasen y la pasen peor. Ya les vamos a demostrar quién tiene razón. Esta vez no falla, ya van a ver.

En fin, interesante de charlar, especialmente para aquellos que sostienen que la ideología pasó de moda.

12 comments:

  1. La gente anda en bolainas eso sumido por la cortina de complicidad de los medios y por la ignorancia de nuestro pueblo, que le cree cualquier cosa a cualquiera, estamos como estamos, ¿Como puede ser que un legislador que es abogado este ocupando un cargo en medioambiente?, ¿no deberia ocupar ese cargo un licenciado en gestión ambiental?... y así podemos seguir nombrando puesto por puesto, nadie lee, nadie se interesa, esque ¡como puede ser que el informe global de corrupción del año 2006 no lo haya publicado ningun medio de comunicación, o como puede ser que la estafa de Telefónica tampoco fue publicada por ningún medio o refutada por algun legislador.

    Solamente eh visto información potable en los blog, en sitios pormenorizados que se caracterizan por tener una visión objetiva del asunto. que se yo a veces me pregunto si alguna vez cambiaremos?...

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  2. Victor, este informe, como todos los que nos mandás, es muy bueno... gracias!!!!

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  3. Luis. A tu acertado análisis le agregaría otros elementos: la ausencia de una prensa genuinamente crítica, y la demonización generalizada de la década del 90. Vamos por partes:
    1) En tu blog, has citado a veces artículos buenos del diario La Nación, y el propio K lo presenta como un periódico opositor. Comparado con Clarín y Página 12, por supuesto que lo es, pero intenta leerlo en su formato gráfico. La primera página, está llena de buenas noticias para el gobierno ("creció el PBI.."); la columna titulada "Los intelectuales y el país de hoy", casi sin excepciones, elige arbitrariamente algún izquierdoso culturoide, y excluye del grupo de los intelectuales a los economistas liberales (aparentemente, para ser intelectual hay que pregonar que se filosofa, se pinta o se escribe); Grondona se abstiene cuidadosamente de verter una sola opinión favorable acerca de la década del 90, y cuando se refiere a los desbordes institucionales de K, siempre los pone en paralelo con excesos supuestamente similares de Menem; Diament consagra sus afanes a mostrarnos el infierno que son los Estados Unidos;Orlando Barone (los domingos, bajo el título "Puerto Libre"), con buena prosa pero mucha ignorancia, hace gala de su pluma "progre"; Adrián Ventura, desde hace mucho tiempo nos ilustró cuán adicta era la Corte "menemista", y qué independiente es la actual; el suplemento dominical de actualidad, siempre nos presenta alguna figurita del arco progre (si se critica a Kirchner, es desde la óptica de Lilita Carrió). Las editoriales -que la mayoría no se toma el trabajo de leer- son lo mejor, pero en general, da la impresión de que el diario está escrito por una cooperativa de periodistas más bien progres, y un poco más equilibrados que la competencia.
    2) Toda la "oposición" procura desmarcarse de la "década maldita", y los radicales, de De la Rúa (que, más allá de sus defectos, pretendió mantener la racionalidad económica). López Murphy, la Lilita y algunos radicales ponen de resalto que Kirchner apoyó a Menem y sus políticas, en una competencia por mostrar cuál es más antimenemista.
    A tal punto llegó el oscurantismo, que yo mismo tengo que aclarar que defender las privatizaciones o la desregulación no significa avalar eventuales -y no probados- ilícitos. El solo hecho de que mucha gente tema ser rotulada como "menemista" muestra el grado de intolerancia ideológica que impera en el país.
    Como se da por sentado -ante la falta de debate- que la convertibilidad era una ficción, la clase media se resignó a que ganar la tercera parte o la mitad de lo que ganaba antes, sea normal. Miran con culpa su pasado bienestar.

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  4. ¿No es realmente curioso que la misma gente que puso el grito en el cielo por el recorte del 13% de los sueldos de los empleados públicos durante el gobierno de De La Rúa, festeje al gobierno de K., que ha contribuído a licuar el poder adquisitivo de todos los argentinos mucho más que un 13%?
    ¿Perder un 13% nominal está mal, pero perder un 50% real está bien y es bueno para el país?
    ¿Estamos todos locos o nos siguen vendiendo espejitos de colores?
    Al final estoy llegando a la conclusión de que el gobierno de De La Rúa fue el mejor de los últimos 20 años... (si no me crees, podés consultar el resumen de la obra de los distintos gobiernos en la página oficial de la Presidencia de la Nación, www.presidencia.gov.ar).

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  5. Ramiro, Muchas gracias por tu comentario. Creo que lo de estar bien o mal siempre es relativo. El paraíso no existe. Siempre se trata de estar mejor o peor en relación a algo. Si le preguntas a un canadiense, te va a decir que las cosas están mejor o peor, siempre hay problemas.

    En estos casos, creo que lo mejor es ver las cifras. Si bien es cierto las estadísticas y su interpretación se pueden manipular, creo que todos estaremos de acuerdo que 50 y pico por ciento de pobres es peor que 25%; lo mismo se puede decir del desempleo, el ingreso por habitante, los días de escolaridad por año, la mortalidad infantil, la integración del país al mundo, y como tres mil etcéteras más.

    Creo que es muy importante tener muy en cuenta esta distinción porque sino corremos el riesgo muy cierto de perder el rumbo. Si todas las administraciones y todos los resultados dan lo mismo, nunca estaremos seguros si estamos haciendo las cosas mejor o peor.

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  6. Nadia, espero sinceramente que tengas razón. Te lo digo con mucho dolor, en lo personal no veo el menor proceso de aprendizaje. Al contrario, creo que se puede hablar de un proceso de des-aprendizaje.

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  7. Diego, comparto lo que dices. Lo vengo repitiendo hace bastante. De la Rúa implementó un recorte de 13% al salario de SÓLO los empleados públicos del gobierno federal y es un malnacido tremendo. Duhalde licuó el salario real del 100% de los argentinos y pasó a la historia como un estadista. Somos así.

    Estoy convencido de que De la Rúa tiene la estatura de un estadista internacional en comparación con todo lo que vino después, pero no comparto el punto de vista de que fue el mejor gobierno de los últimos 20 años. La gran mayoría de los errores que hicieron posible todo esto se cometieron durante su administración.

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  8. Julio, muy de acuerdo con lo que dices. En los hechos, los medios están prácticamente nacionalizados en Argentina y actúan como lo que son, medios del estado. La Nación sólo puede ser tomado como un medio independiente o de “derecha” en el contexto del corrimiento hacia la izquierda de todo el espectro político del país.

    La Argentina es peronista, creo que no hay vuelta que darle. Aún los sectores que se autocalifican como antiperonistas rabiosos compiten con los peronistas acérrimos para ver quien es más populista, demagógico, nacionalista, tercermundista, pobrista, clientelista y demás bondades de esta particular visión del mundo.

    Insisto, si la realidad no corrobora nuestra manera de encarar la vida, tendremos que inventarnos otra realidad, qué joder.

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  9. Analizando la economía friamente, la única diferencia que veo con respecto a los ´90 es que la convertibilidad peso/dolar es 3 a 1. Estructuralmente, lo restante sigue igual.

    La otra gran diferencia es el discurso. En los ´90 el anti-capitalismo, el anti-americanismo y el pro-fidelismo eran voces de la oposición. Hoy son del oficialismo.

    Como latinos que somos, nos encanta la verba sin sentido. Y, por eso, lo que realmente gusta de este gobierno es el discurso, no la economía. Me parece que el argentino medio estaría más que contento si pudiera tenerse al dólar como moneda oficial, sin que eso no constituyera una tremanda contradicción con la perorata "anti-yankee".

    El problema argentino no es económico, sino psico-sociológico.

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  10. Martín, perdón, pero no estoy de acuerdo. Comparto tu punto de vista de que el problema argentino está más relacionado con una actitud mental que con otra cosa, pero el actual modelo es en muchos sentidos la antitesis de lo que se intentó en los 90.

    Fijar el dólar a un nuevo tipo de cambio fijo fue un manotazo de ahogado de Lasaña para evitar irnos a otra híper. Fue por temor, no por mérito. Se trata de la más brutal admisión de que lo que se hizo en los 90 no estaba tan mal.

    En fin, es largo de charlar, pero creo que sostener que todo la lo mismo es una de las mejores maneras de no encontrar nunca un rumbo que nos permita mejorar.

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  11. Luis, sinceramente, en la práctica yo no encuentro ninguna diferencia entre el modelo económico de los 90 y el actual, más allá de un peso subvaluado (las retenciones, por ejemplo, son un derivado de esto).

    Ahora estamos viviendo un proceso de ajuste de las variables y por eso parece algo distinto, pero con el tiempo el resultado será el mismo: más gasto público, más deuda o más devaluación, crisis... y así.

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