De la imprudencia a la grosería

La editorial de La Nación de hoy sobre el conflicto con Uruguay. Me pregunto lo mismo de siempre, cómo se vuelve de todo esto. Cuando tarde o temprano vuelva un mínimo de racionalidad a la cosa pública en la Argentina, ¿qué excusas vamos a tener que dar al mundo para explicar todo esto? ¿Que nos volvimos todos locos de golpe?:

Sólo a partir de una concepción autoritaria del poder podría reprochársele groseramente al mandatario de una nación democrática una supuesta falta de capacidad para detener una obra privada. Con el mismo criterio que el ministro Fernández, podría endilgársele al presidente argentino carencia de poder para garantizar el orden público frente a los cortes de rutas hacia Uruguay dispuestos por los asambleístas entrerrianos que se oponen a la construcción de las plantas de pasta celulosa. Existe, sin embargo, una diferencia entre la actitud de los empresas radicadas en Uruguay y la de los activistas de Entre Ríos: mientras el emplazamiento de las plantas en Fray Bentos no viola las leyes locales, obstaculizar una ruta es una acción de protesta inconstitucional en tanto coarta el derecho a circular libremente.